sábado, 10 de julio de 2010

El Mundial de los pulpos y las tetas

Ya resulta complicado convencer a los ateos de esa religión denominada fútbol de que un partido merezca paralizar el mundo, y más con la que está cayendo. Parecía que no podíamos ir más lejos, pero Paul lo ha conseguido. El pulpo pitoniso ha logrado acaparar la atención de las televisiones y las radios de todo el mundo. Figura como lo más visto de cientos de webs de noticias y estará en la portada o en la contra de los principales diarios.
Las redes sociales, principalmente Facebook y Twitter se rinden al cefalópodo que triunfa como adivino. Tanto que le han salido competidores. Horas después de que hiciese público su pronóstico, Maradona, en este caso un pulpo afincado en Turquía también predijo que el Mundial de Sudáfrica coronará a la selección española. Por llevar la contraria, un periquito ha vaticinado el triunfo holandés.
Para seguir volviéndonos locos, unos empresarios, esos que cuantifican de forma minuciosa lo que ellos llaman el coste de oportunidad, han ofrecido 30.000 euros por Paul. Se trata de una asociación de Orense que quiere promocionar, con el héroe de la hinchada española como imagen, sus jornadas, adivinen, sobre el pulpo. Vamos, que si el animalico se equivoca en lo del domingo y ya ha viajado hasta Galicia, el lunes nos lo encontramos troceadito y recubierto de perejil en medio de una sartén.
Mérito no le falta al pulpito de marras (el Maradona con tentáculos y el pajarraco me parecen personajes secundarios, meros oportunistas), pues ha conseguido que nos olvidemos de las glándulas mamarias de la Riquelme. La modelo paraguaya, tras promocionarse en una impecable campaña de marketing durante los partidos de su selección, cumplió su promesa de quedarse como vino al mundo. Larissa encabezó las listas de lo más visto durante unas horas, hasta que Paul predijo con acierto que España se cargaba a Alemania en semifinales.
Lo del cefalópodo adivino no es cosa de un día. Larissa, una vez despelotada, ha perdido el interés salvo para quienes gozan de sus encantos cada noche después de hacer un doble click sobre una carpeta oculta. Bobbi Eden trató de sustituirla. La actriz porno holandesa, cuyas domingas ya están más que vistas, ha cautivado al personal con otros encantos de su fisionomía, una parte de su cuerpo que emplea para nutrirse y hablar... entre otras cosas.
La chica prometió un OJ, 'oral job'... vamos, una mamada, a todos sus seguidores de Twitter en el caso de que Holanda gane el Mundial. Menos mal que cuenta con la ayuda de otras tres porn stars para tan ardua tarea. A estas horas, Bobbi Eden tiene más de 96.000 seguidores, lo que supone que cada actriz sale a 24.000 felaciones. Me sé de cuatro que acaban con tendinitis de lengua y rotura de los ligamentos de la mandíbula.
Pero ni así han podido con Paul, cuyo sacrificio se limita a elegir entre dos ostras. Él ha decidido el destino. Considera que España gana el Mundial. El de Sudáfrica, el de los pulpos y el de las tetas. Con la crisis que está cayendo, nos preocupamos de unas cosas... y no me refiero al fútbol.

jueves, 8 de julio de 2010

El poder unificador del fútbol

Han tenido que pasar muchos años, siglos diría yo, para que este país, o estado, o como diablos queramos llamarlo, proclame al unísono su orgullo de ser español. A regañadientes o a voz en grito, no creo que haya nadie que deje de sacar pecho. Así ha ocurrido, como por arte de magia, cuando un señor de negro ha accionado tres veces su silbato.
'Visca España'. Lo he leído esta misma noche en la web del periódico 'As'. Acertado, conciliador y definitorio. El titular no podía estar mejor manejado. Esta mañana, un compañero de trabajo me comentaba que le gusta más ver el fútbol de selecciones que el de clubes.
Hasta ahora, yo siempre he definido que prefería ver al Barça ganar la Champions o al Levante ascender a Primera. Quizás siga siendo así, pero he de reconocer que disfruto viendo a la roja. Y cada día me gusta más ver a futbolistas que se baten para defender los colores de su selección y no por los euros que les da el club que les paga.
Casillas y Ramos dejan de ser los enemigos de los culés para convertirse en dos héroes más. Lo mismo ocurre con los Xavi, Iniesta, Busi o Puyol en el caso de los madridistas. Si el término compatriota te suena épocas rancias y peores, llámalo compañero de ilusiones. Después de este Mundial, seguiré autoproclamándome valenciano. Pero ahora entiendo lo que siente media Europa y toda América cuando ven salir al campo a un equipo que tienen como suyo, un combinado que reune lo mejor de cada casa.
Jamás he querido mezclar el deporte con el fútbol y hoy tampoco lo voy a hacer. Mi reflexión va a un hecho palpable: algo llamado España ha sido capaz de unirnos a todos durante un mes. Sin más consideraciones. Sin rencores ni reticencias. Con normalidad. Disfrutando de unos chavales que hablan el mismo idioma y que son los mejores del mundo en su profesión. Como cuando vemos a Nadal, a Contador o a Alonso. Por mucho que a algunos les pese, el deporte es cultura. Un hecho sociológico que ha paralizado la vida en más de 500.000 kilómetros cuadrados y ha generado una ilusión entre todos los castellano hablantes de la Península Ibérica.