jueves, 28 de noviembre de 2013

¿Por qué me da Karmele tanto asco?

En principio iba a afirmar que odio a Karmele Marchante. Odio es una palabra demasiado fuerte. Creo que puedo decir que odiar, en el sentido estricto de la palabra, no odio a nadie. Sí puedo aseverar que me da asco. Mucho asco. Hasta el punto de no poder soportar un minuto de televisión sin despotricar. Pero, ¿por qué tanta animadversión?

Siempre he sentido rechazo hacia los chupópteros que se han enriquecido sin hacer nada. Sin tener oficio ni beneficio. Y eso es lo que me parece a grandes rasgos el 'mundo rosa'. Tanto los famosetes como los tertulianos, dos faunas que se lucran exponiendo la vida privada de los primeros. Y lo que más me jode de todo es la aceptación de las audiencias hacia ellos. Tanta que personajes como Belén Esteban se atreven a insultar a nuestra inteligencia sacando a la venta... ¡un libro!

Karmele y Mariñas son los primeros iconos que recuerdo de ese mundillo que tanto asco me da. Dos de muchos chupópteros de un horror televisivo que ya me daba ganas de vomitar en plena adolescencia. Hoy he leído el post de Héctor Esteban en el que expone algunos de los excesos de Canal 9 con 'Tómbola', un programa que llegó a medir la polla de uno de los invitados. ¿Es eso de interés público?

Hoy toda esa gentuza sigue pululando, trujando y horrorizándonos, al menos a una parte de los ciudadanos de este país. Eso sí, ahora están en una televisión que, aunque a algunos nos pese, pueden elegir ponerlos en su parrilla. Yo personalmente los ponía a picar piedra, pero las cadenas privadas pueden invertir en lo que les plazca: lo inaceptable es que ciertos productos se ofrezcan en canales públicos. Me da pena, y más asco aún, que Karmele y Mariñas, y muchos más, se hayan hecho ricos a costa del dinero de mis impuestos.

Porque 'Tómbola', programa en castellano que emitió la televisión de los valencianos (¡qué vergüenza!), estaba pagado con mis impuestos. Y los tuyos. Y los de tu familia y los de tus amigos. Eso sí, justo es decirlo, que los despilfarros de RTVV no han acabado ahÍ: a eso hay que añadirle desmanes como el contrato millonario para retransmitir la F-1, cuando ya la daba en abierto otra televisión.

RTVV va a morir por culpa de unos y lo van a pagar otros. Nosotros, todos los valencianos, porque se han despilfarrado cientos de millones de euros en una televisión que en demasiadas ocasiones no nos ha representado. Y para muchos trabajadores de Canal 9 y Ràdio 9, currantes que ahota se van a ir al paro. Mi solidaridad y muestra de apoyo para ellos.