viernes, 12 de septiembre de 2014

Con vistas al Mandor (Volumen II)

'Con vistas al Mandor (Volumen I)',
primera edición
Hoy hace cinco años, dos meses y nueve días que abrí este espacio. Aquel 9 de julio, mi amigo Voro me informó de que su boda sería el 12 de septiembre. Hermosa coincidencia. Él se casaba con mi también amiga Ruth ese día de ese mismo año. Apenas tenían un verano para replanteárselo, suerte que la decisión estaba tomada y hoy se les ve felices... y que sea para siempre. Un año después del 12 de septiembre de 2009 vi a lo lejos al par de tortolitos, brindando champán en mano celebrando su primer aniversario. Fue en nuestra boda, en la mía y en la de Maggie, después del vals peor bailado de la historia, evidentemente por mi parte y no por la suya.
Cuando empecé esta aventura, fuimos a ver la primera parte de Transformers. Hoy está en cartelera una nueva entrega de la saga robótica y también tenemos pendiente disfrutarla en el cine. La historia de esa coincidencia de fechas y también la que ocurrió a la salida de la película han quedado reflejadas en mi primer libro. El que he escrito durante cinco años sin darme cuenta, que se ha impreso sin que yo lo supiera y del que hay una edición más que limitada.
Puede que mi regalo de aniversario haya sido uno de los mejores de mi vida, no por su coste económico ni mucho menos. Cuando destrocé el envoltorio con los ojos cerrados, ya estaba pensando en que ese sería mi siguiente libro una vez acabe la primera novela de Antonio Salas. Al leer el título de la portada, 'Con vistas al Mandor', lo comprendí todo. Maggie había recopilado todo lo que hasta ahora, menos esta entrada, ha aparecido en este blog. Me hizo una ilusión tremenda y me ha quitado un peso de encima: no quería morir sin escribir un libro y aquí lo tengo.
No me atrevo a decir que ayer se cerrase una etapa. No soy de los que simbolicen un cambio de tercio con una fecha o suceso puntual, pero sí es cierto que este curso 2013-2014 ha sido complicado para mí. Una operación, un cambio trascendente en el trabajo, la enfermedad de mi madre y la muerte de dos familiares me han agotado mentalmente. Sólo me había asomado dos veces al Mandor. Las telarañas campaban a sus anchas en los barrotes de este balcón imaginario. Me pido perdón a mí mismo y a quien me lea, si es que alguien sigue haciéndolo. Hoy empiezo a escribir 'Con vistas al Mandor' (Volumen II)'. Espero que, como la primera parte, pase de las 250 páginas.