sábado, 30 de diciembre de 2023

La Champions de Mosh Libros 2023

En primer lugar, quiero saludar a la gente que durante mucho tiempo siguió este blog y espera con paciencia a que lo reflote. Lo he prometido tantas veces que ya no me atrevo a hacer tal cosa, comprometerme a escribir de una forma más o menos periódica por aquí. Lo mantengo como un espacio personal que no debe causarme estrés y donde pueda expresar justo lo que yo quiera, sin cortapisas. Cierro 2023 sólo con tres entradas, la penúltima de mayo. Esta va a ser para presentar la segunda edición de un juego que inventé hace un año a través de mi cuenta de Instagram y que voy a repetir.

Este año, además, le hemos dado un nombre que, si tenemos salud y ganas, mantendremos de cara a la tercera edición y, si cabe, sucesivas. Bienvenidos a la 'II Champions de Mosh Libros' que, como en la pasada, se trata de que mis seguidores me ayuden a elegir el que ha sido el mejor libro que me he leído durante los últimos 365 días. En esta ocasión han caído 20 más otro que está ya a la mitad a 29 de diciembre, pero que incluiremos en el elenco de 2024 incluso en el improbable caso de acabarlo antes de Nochevieja.

Este año me hace especial ilusión el juego puesto que el elenco incluye, junto a autores de gran prestigio y autores de best sellers, otros que han escrito amigos, algunos de hace mucho tiempo y otros que he ido conociendo gracias a la publicación y promoción de mi primera obra, 'Los Cafés de Pelayo': PUBLICIDAD, quien aún no lo tenga y quiera hacerse con un ejemplar, que me contacte. 

El sistema de competición esta vez va a ser de dos fases: la primera, de clasificación, donde sólo 'caerán' eliminados cuatro libros: una primera eliminatoria que salvará a diez (que se hará en cuatro días), una segunda que salvará a cinco (en dos días) y una última en la que sólo se salvará el más votado. Como el año pasado, se publicará una story con una encuesta para cada eliminatoria y el plazo para votar acabará a las 23 horas (para no perder los datos).

La segunda fase, con 16 libros, será eliminatoria directa. En octavos habrá dos eliminatorias diarias y a partir de cuartos, una. Como el año pasado, haré los sorteos previamente: como en 2022, sorteo puro con la única salvedad de que si han pasado la fase inicial, los libros de un primer autor se 'enfrentan' entre sí. Dicho esto, y como me estoy enrollando, deciros que la competición empezará el 2 de enero y a continuación os hago una pequeña explicación de cada libro -tranquilos- sin 'spoilers'.

1. Las Madres (Carmen Mola). Lo siento a quien pueda condicionar, para mí es el mejor libro de Carmen Mola, que además explora un tema polémico, de actualidad y de forma original. Y de nuevo, mediante una novela negra con tintes casi gore en algún momento, lo que echa para atrás a parte del público.

2. El nombre de la rosa (Umberto Eco). Un clásico que tiene parte de novela histórica, novela negra y filosofía. Una auténtica obra maestra que he tenido demasiados años pendiente. Me costó un poco porque tiene una prosa densa, con conversaciones muy profundas que a veces conviene saborear.

3. Los seres queridos (Jorge Alacid). La obra de un compañero en LAS PROVINCIAS que, en mi opinión, proyecta plenamente su carácter. Algún personaje hay que incluso piensas: "¡Es él!". El libro te mantiene en intriga y yo esperaba un desenlace en otro sentido, por lo que puedo decir que me sorprendió. Dibuja lo que es la redacción en un periódico local o regional como en el que trabajamos.

4. Todo arde (Juan Gómez Jurado). Fiel a su estilo, mantiene la tensión, sabe manejar el ritmo y te permite una lectura ágil. Thriller puro y duro con el sello del autor. Acaba de publicar la segunda parte de esta trilogía, aunque personalmente del úniverso en el que Jurado está escribiendo sigo quedándome con 'El Paciente'.

5. Novela de ajedrez (Stefan Zweig). "Es un clásico, una apuesta segura", me dijo mi compañera Laura Garcés cuando le comenté que me lo estaba leyendo. Y lo fue. Novela corta pero que te da varios giros y que además incluye varios diálogos de lo más interesante. 

6. Claus y Lucas (Agota Kristof). Primera recomendación de los amigos de la librería 'Imperio' y que acertaron al definirlo como "una puta obra de arte". Realmente es una trilogía incluída en un único volumen. Empieza cuando una madre deja a sus dos hijos gemelos en casa de su abuela , en un pueblo y en tiempo de guerra. Y acaba... hasta ahí puedo leer. Os volará la cabeza. 

7. Agnes (Javier Peña). Una especie de novela confeccionada a base de pequeñas historias que conforman la vida de un hombre cuyas mujeres con las que se relaciona acaban teniendo un final trágico. De nuevo, el periodismo como hilo conductor. Curiosa y recomendable por lo diferente. 

8. Totes les portes (Naskunur Garbega). Un placer leer esta historia de mi amiga Núria, que debuta como novelista. Escrita en valenciano, es un relato vital y realista. Por eso no maquilla ni el inicio, ni el desarrollo, ni el desenlace, que como hemos prometido, no vamos a desvelar... leedla!

9. El problema de los tres cuerpos (Cixin Liu). Me la vendieron como una obra maestra de la ciencia ficción, género que tenía aparcado desde hace un par de años. Lo es, y además, de primera calidad, abordando el problema de la ecología. De forma alegórica, también trata el tema de las creencias en el más allá o en un mundo mejor. Es el primero de una trilogía.

10. Veintitrés fotografías (Sònia Valiente). Otra ópera prima de una compañera y amiga, que además he conocido mejor gracias a la publicación de mi libro. No es el estilo de literatura que suelo consumir, pero lo devoré. Relato que me pareció 'muy de Sònia' y que recomendaría sobre todo  a mujeres de a partir de 30 años.

11. Todo lo que muere (John Conolly). Primero de la serie de uno de los maestros de la novela negra. Quizás como me lo habían vendido tan bien en el momento me dije: 'Pues no es apra tanto'. Pero sí, con los clichés del género, genera un ambiente lúgubre en el que el ritmo no decae en ningún momento.

12. Rosy & John (Pierre Lemaitre). El cuarto de la serie 'Camille Verhoeven' (realmente el tercero cronológicamente) es distinto. Trepidante, pero como me dijeron con la sabiduría de siempre en la librería 'Primado', no tiene nada que ver  con el resto. Eso sí, creo que hay que leerlo o se deja la serie incompleta. 

13. Camille (Pierre Lemaitre). El cuarto o el tercero, como se quiera ver, también sorprende como el resto de los libros. Recomendable, pero una vez leídos los cuatro, sigo haciendo mi diagnóstico cuando a final de 2022 llegué al ecuador: el mejor 'Iréne' por su bestial deslenlace (con 20 páginas en las que echarías a correr junto al personaje) y cerca 'Alex'por los giros y el abroche final.

14. El hombre capaz de hacer felices a todas las mujeres (Rubén Espinosa Cotcho). Otro amigo que he hecho en mi debut literario y de nuevo una novela en la que salí de mi zona de confort. No he leído nunca novela erótica y esto me dio capaz para escribir un relato (que de momento y creo que seguirá así no verá la luz). Además, plasma un gran saber sobre poesía, una de las pasiones de Rubén (pero que no es lo que yo suelo consumir). Me resultó a veces complicado, por lo que he expuesto, pero me aportó mucho, igual que charlar con su autor. 

15. Valencia Roja (Ana Martínez Muñoz). ¿Una Carmen Mola a la valenciana? Desde luego la construcción del personaje principal tiene semblanzas con Elena Blanco, así como parte de su equipo. Tiene el atractivo -para los valencianos- de desarrollarse en lugares donde conocemos. Aborda el tema de la prostitución con una novela negra ágil, entretenida y escabrosa en algún momento como herramienta. A mí me entretuvo.

16. La piel del tambor (Arturo Pérez Reverte). Mi ración anual de Reverte la encontré en un rastro de Mojácar por un euro y la consumí, semanas después, en las playas del Cabo de Gata. Empezó bien, se desarrolló mejor y acabó con la sensación de que no es de las mejores de un autor cuya prosa jamás decepciona. Siempre, eso sí, es un placer volver a Sevilla, aunque sea mediante las páginas de un libro.

17. Cáscara de nuez (Ian McEwan). ¿Qué pasaría si un feto fuera el único testigo y, por tanto, el único que podría frustrar el asesinato perfecto de su padre, a manos de su madre y el amante de esta, que además, es el hermano de la víctima? Complicada, ¿no? La pregunta, digo. Pues este es el planteamiento de una novela muy original, donde no faltan disertaciones filosóficas del autor en boca del nonato. Y un buen desenlace, quizás, el único posible. 

18. Nadie en esta tierra (Víctor del Árbol). Mi novela negra del año, sin duda. O el descubrimiento del año: el de un autor que conocí en la primera ponencia del congreso 'Escrivivir' y que sólo con esto ya estaba totalmente justificada la inscripción. Luego compré el libro, dedicado por supuesto, y que me enganchó de principio a fin por la historia y sus personajes, desde el protagonista hasta los que duran una veintena de páginas. 

19. Los reyes de la casa (Delphine Devigan). Un libro que sirve como fábula para familias jóvenes con hijos, sobre todo quienes caen en la tentación de exponerlos en demasía en internet. Expone un caso extremo pero que muestra los peligros de prácticas cada vez más habituales.

20. Las cosas que no nos dijimos (Marc Levy). Este libro me apareció durante la limpieza del trastero de casa, en una caja entre objetos de lo más variopinto. Me lo tomé como señal para leerlo aunque no sea mi género habitual, todo lo contrario. Historia para pensar, reflexionar y actuar en el sentido de intentar no dejar asuntos pendientes con las personas más cercanas porque no sabemos cuándo dejaremos de tener la oportunidad de resolverlos.




sábado, 20 de mayo de 2023

Mi primera vez en Mestalla

No voy demasiado por Mestalla, eso que vaya por delante. Quienes me conocen saben de mi preferencia por el Levante. Una noche de radio escuché a José Ramón de la Morena, maestro de muchos de los que actualmente somos periodistas, decir que él no había escondido nunca que era del Atleti. Lo consideraba un ejercicio de objetividad. Adopté su decisión como mía en cuanto entré en la redacción de Las Provincias hace ya dos décadas: soy granota y me gusta el Barça como poso de una adolescencia admirando al equipo tejido por Johan Cruyff.

Estamos en una sociedad que no admite los grises. Por la regla de tres que acabo de plantear en el párrafo anterior, despejando 'X' el resultado de la ecuación debería proclamar: 'Moisés es antivalencianista'. Y no. Por mucho que picase durante varias semanas a mi amigo Pablo después del 7-0 del Karlsruhe. Por mucho que siga alimentando esa rivalidad con 'xotos' cercanos, se me ocurre por ejemplo mi compañero Álex Serrano.

Pero no. No soy anti valencianista y sí, también tengo mis días en Mestalla. Como casi cualquier periodista, a decir verdad, la mayoría han sido en jornadas laborales. Tuve la suerte de ir bastante en la etapa de Benítez. También después, en la época de Emery. Recuerdo especialmente un partido contra el Mallorca en el que Antonio Badillo, que entonces era jefe de deportes, me mandó a vivirlo junto al banquillo local para hacer una contracrónica. Pedí que me acreditaran para estar a pie de césped, pero me contestaron que esa ubicación era para fotógrafos. No me conformé con aquella respuesta y con la ayuda de un compañero gráfico conseguí un peto. Damià Vidagany, que por aquel entonces era el jefe de comunicación del club, me pilló, no recuerdo si casi al inicio o en el descanso, me dio dos toquecitos en la espalda y me dijo: "¡Al final te has colao!".

En los últimos años apenas he ido a Mestalla... a partidos. Porque sí recuerdo una entrevista, para el centenario del club, con el actual entrenador, Rubén Baraja. Llegó unos diez minutos tarde, en bicicleta, y nos sentamos en tribuna. Estuvo de lo más amable en aquella charla. También he tenido la suerte en llegar al césped en las dos o tres ediciones de la carrera popular que se celebró durante el Circuito de Valencia. Impresiona entrar al coliseo con las gradas vacías, no quiero ni pensar lo que supondrá jugar ahí con 45.000 personas gritando.

Pero sin ningún lugar a dudas, me quedo con mi primera vez. Me he acordado de ella al escuchar la bonita entrevista que este jueves le ha hecho Javi Lázaro en Radio Marca a Sergi Calvo, coordinador del libro 'Cent'. La obra, que nace con motivo del centenario de Mestalla, recoge una serie de relatos de gente valencianista, contando algún partido que les marcó. Entre esas personas está mi amiga Lourdes Martí. Y a mí me ha venido a la mente aquel domingo por la mañana en el que fui al coliseo de la avenida de Suecia por primera vez. Un cliente de mis padres nos regaló dos entradas para el filial, y fui acompañado de mi abuelo. Tendría diez o doce años. Creo que estábamos en sillas gol norte. Me impresionó el olor a césped y el continuo murmullo del público, así como el estallido de alegría ante el tanto local. Creo que aquel día decidí que me iba a gustar el fútbol.

domingo, 22 de enero de 2023

El abuelo cumpliría 100 años

Me despierto. Son las 11.45 horas. Dato para hacer daño, con toda la intención de corroer de envidia a esos que siguen animándome de la paternidad antes o justo después de quejarse de lo poco que duermen y de su nula existencia lejos de los biberones y los pañales. Lo necesitaba después de una semana agotadora, más mental que físicamente, que también.

"Este año el abuelo cumpliría 100 años".

El whats app de mi padre serpentea entre las legañas. Mi retina lo descifra a pesar de que mis gafas siguen en la mesilla de noche. El mensaje serpentea por mi cerebro, que se activa. Se clava en una de las amígdalas, o en las dos. No en las de la garganta, donde siento un nudo.

Se pone en marcha el hipocampo y empieza a generar emociones con el recuerdo a aquel señor bajito, sin demasiado pelo y con gafas. "¡Jodeer, cómo sigo echándolo de menos!". Hace ya 11 años y un mes desde la última vez que interactué con él. "¡Venga abuelo, que te vas a poner bien!". Estaba sentado en una camilla en la residencia, aquejado ya de la neumonía que un par de días después acabaría de consumirle. Me miró y negó con la cabeza. No tenía estudios, pero era inteligente.

Sabía que su cuerpo, más de Seat 600 que de Twingo, y con motor de camionaco de esos que van por la A-7 más que Ferrari, estaba ya para el desguace. Mi abuelo fue de esas personas que aprendieron desde la niñez a ganarse la vida con las manos. De esa generación que sabía cuándo iba a llover sólo con mirar al cielo. De esa España que entendió a base de la miseria que trae una guerra civil y una posguerra que lo más importante es poner un plato encima de la mesa cada día.

Mi abuelo me llevaba a la playa, jugaba a fútbol conmigo y vimos juntos los primeros partidos. Era muy del Real Madrid, que algún defecto tendría que tener y ese era el suyo. Bueno, no tanto porque nos servía para discutir entre risas. 

Los abuelos se van demasiado pronto. O quizás sea que la gente, en general, se va demasiado pronto. Sigo necesitando al abuelo. Lo noto porque cada vez que he tenido una semana mala, siento la necesidad de peregrinar hacia su tumba y recordar. Eso rellena mi barra de energía. Imagino lo que le habría contado y también represento su reacción.

"¡Che! ¡Será posible! ¡Anda tira p'allá o te pego un sopapo!". 

Vale, sí, eso me lo decía cuando discutíamos de fútbol, pero su reacción no diferiría mucho. Seguro.

Que una vez traducido en mi cerebro sería algo así: "¡No me toques los cojones con que estás jodido por esa chorrada! ¿En serio? ¿Por una mala semana en el curro?". Y seguiría:

"Jodido es que con seis años te envíen todos los días al campo con un rebaño de ovejas y que sin haber disfrutado la niñez te conviertas en un eslabón más de la endeble cadena productiva familiar".

"O... jodido es volver a casa y comprobar que el perro pastor rebelde que se había escapado del monte ha destrozado los productos de la matanza que nos iba a dar de comer medio invierno". (lo que le pasó al chucho ya lo contaré otro día).

"O... jodido es que se muera tu mujer y te quedes solo para criar a tus dos hijos".

"O... jodido es tenerte que ir del pueblo a vivir a Valencia para sacarlos adelante".

"O... jodido es...". 

Delante de su tumba he pensado en lo afortunado que soy de vivir en una casa cómoda y por la que pago un precio razonable en un momento en el que los alquileres están descontrolados y minados de precios abusivos. En la suerte que es tener una compañera de vida de fiar en un tiempo en que puedes esperarte que te apuñale hasta tu sombra. En que dentro de una semana viajaré para correr un medio maratón y no para sobrevivir a cambio de dejar atrás mis recuerdos y mi forma de vida. Me han venido a la mente sus patatas a lo pobre, que para mí eran un manjar pero que en su juventud era lo único que podían echarse a la boca después de una dura jornada de curro en el campo y tras haberlas cocinado en una cazuela abollada...

Podría haberme quedado un buen rato pensando. Como otras veces. Pero esta hacía un frío que pelaba.

El abuelo se marchó consumido el 14 de diciembre de 2011. Desear que se quedara con nosotros un tiempo más como estaba era no quererle. 

Pero ojalá hubiera gozado de cierta salud y estuviera ya ancianito, pero con ese optimismo y alegría que derrochaba cuando yo era niño. En este 2023 habríamos celebrado una buena fiesta por su 100 cumpleaños. Igual es lo que toca, para recordar que ese hombre pequeñito y sin estudios universitarios nos enseñó a todos cuál era el rumbo.

"Gánate la vida a base de trabajo y presta tu ayuda a los que tienes a tu alrededor". No me lo dijo con palabras, pero lo observé con sus hechos. 

Una vez más, me he dado cuenta de que lo echo de menos. Y que cuando me vaya, me gustaría que ya cumplidos los 100 años, yo haya sido para alguien un ejemplo, como lo fue mi abuelo para mí.


domingo, 8 de enero de 2023

La Champions de mis libros de 2022

Esta es una de esas ideas locas que de vez en cuando se me ocurren. Entre las cosas buenas que me dio 2022 fue reencontrarme con la lectura. Nunca la he dejado, en realidad, pero durante demasiado tiempo mi bagaje se ha limitado a un par de obras por año. Eso y lo que obliga mi trabajo, que como muchos sabéis es de periodista, actualmente deportivo. Por una serie de casualidades he decidido y me han ayudado a hacer cambios en mi vida y uno de ellos fue apartar pasatiempos que no me aportaban nada para leer más. Ya empecé en 2021 y lo he aplicado mejor en 2022, con un resultado de 16 libros de narrativa.

La idea loca consiste en organizar durante una semana "La Champions de mis libros". En esta primera edición, y que pretendo organizar cada año si hay cierta participación, la intención es elegir el mejor libro que me haya leído este año. Para ello, os pido algo tan simple como que votéis en Instagram. El formato será de eliminatorias directas que estarán activas durante 24 horas. 

El primer sorteo será este lunes. Se configurarán los octavos y el día que se someterá a votación cada libro (lunes o martes). Los ganadores del lunes irán a cuartos el miércoles (sorteo martes) y los del lunes, a jueves (sorteo miércoles). Las semifinales serán viernes y sábado y la final, el domingo. El primer sorteo no será puro, ya que obligatoriamente se enfrentarán libros de un mismo autor, siempre que en 2022 me haya leído dos o más. 

Lo dicho, una frikada que espero que os divierta. Sólo busco pasar el rato y, de paso, recomendar las novelas que más me gustaron el año pasado. Y de paso, como ya ha empezado 2023, espero vuestras recomendaciones porque la idea es superar la marca de 16 libros. Por cierto, para condicionaros totalmente, voy a publicar aquí la lista con un breve comentario de lo que me pareció cada obra.

1. Línea de fuego (Arturo Pérez-Reverte). Me gustó mucho porque transmite muy bien el ritmo y el agobio de la guerra. Además, se muestra equidistante entre ambos bandos. Sé que esto es precisamente algo que le ha criticado alguna gente por esta obra, pero a mí me pareció algo destacable: en la guerra, en uno y otro lado, hay gente que la disfruta y otra que preferiría no haber existido a estar pegándose tiros con gente a la que ni siquiera conoce. 

2. La bestia (Carmen Mola). Inicié mi experiencia con estos polémicos autores (ya sabéis, lo del seudónimo) con el premio Planeta de 2021 y me parece, sinceramente, la novela más floja de las 4 que he leído hasta final de 2022. Pretende ser un thriller de época con varios giros para un desenlace de película de acción, a mi modo de ver, poco creíble. Un simple pasatiempos.

3. La novia gitana (Carmen Mola). El primero de la serie de Elena Blanco y que ya ha tenido adaptación a una serie de televisión, para lo que estaba claramente preparada la novela. Buena historia, aunque quizás muestra sus cartas demasiado pronto.

4. La red púrpura (Carmen Mola). La continuación necesaria por cómo quedó 'La novia gitana'. Resuelve cosas que deja abiertas en la primera novela aunque a mi entender pasa un poco como en 'La bestia', el desenlace es demasiado de película de acción.

5. Irène (Pierre Lamaitre). Sensacional novela negra. Cuando charlé con el dueño de librería 'Primado' y le dije que me estaba leyendo a Carmen Mola, me lo recomendó. Me dijo: "El final te va a dejar sobrecogido. Te recomiendo que después dejes pasar un tiempo hasta leer la continuación". Efectivamente, el desenlace, por lo que ocurre y por el ritmo que le pone el autor a las últimas 40 páginas pone los pelos de punta. Lo recomiendo a cualquier aficionado a la novela policíaca a quien luego no le afecten ciertas cosas...

6. La Nena (Carmen Mola). La más oscura y escalofriante de las tres novelas sobre Elena Blanco, antes de que haya salido a la venta 'Las Madres'. Muy dura y explícita en algunos momentos y sin duda la más libertad deja a los personajes, quizás porque los básicos están de sobra presentados. 

7. Diez negritos (Agatha Christie). Un clásico que cayó en mis manos gracias a la iniciativa 'Sentim les llibreries', a la cual os animo a participar si la repiten. Luego resulta que ya la tenía en mi biblioteca pero no la había leído. Aunque fue escrita hace 100 años, su autora demuestra por qué se la considera una de las reinas del suspense. 

7. Flores para Ariana (Fernando Pampliega). Novela del periodista que estuvo 299 días secuestrado en Afganistán. No es autobiográfica pero no por ello dejéis de pensar que os va a hacer un nudo en la garganta. Plasma a la perfección el lamentable papel que tienen las mujeres en ciertos regímenes. Lo peor de todo es que lo que cuenta en la novela ha podido perfectamente ser una realidad. Muy buen libro, pero estremecedor. No lo recomiendo en un mal momento anímico.

8. La reina de Ichnusa (Óscar Hernández-Campano). Empieza muy bien y tiene durante todo el libro un trasfondo político y se le puede adivinar una reivindicación de los regionalismos. Conforme se acerca el desenlace se va haciendo previsible y a mi juicio se diluye un poco.

9. Alex (Pierre Lamaitre). Independiente a 'Irène', aunque hay que leer el primero para entender cómo está Camille Verhoeven, el policía protagonista. Más trepidante que el primero, con un par de giros argumentales... novela negra de primerísimo nivel.

10. Purgatorio (Jon Sistiaga). No me voy a tapar, de los mejores del año y posiblemente el que más he disfrutado. No he leído 'Patria', pero muy bueno tiene que ser para superarlo. Bueno si se presta más atención a la historia, pero también si se analizan los diálogos entre el secuestrado y uno de los secuestradores. Como habréis adivinado, el escenario es el conflicto vasco.

11. El día que se perdió la cordura (Javier Castillo). Un libro de verano, un thriller sencillo de leer que tiene el mérito de atraparte. Con capítulos cortos, lenguaje sencillo y el suspense de no saber muy bien lo que está pasando, está bien para pasar el rato.

12. Que se levanten los muertos (Fred Vargas). Me lo recomendaron por ser una novela negra diferente. Es cierto y su gran atractivo son los protagonistas, 'Los tres evangelistas'. Es el primero de una serie. Está bien escrito, pero a mí hubo un momento en el que me aburrió y después el desenlace no me sorprendió demasiado. 

14. El día que se perdió el amor (Javier Castillo). Pretende ser la continuación de la primera pero yo lo calificaría más como una fotocopia. El autor usó la misma estructura para una segunda parte que, es mi opinión, no era necesaria más que para aprovechar la marea del éxito. Es cierto que como la primera te atrapa y, por lo tanto, puede servir para unos días de desconexión.

15. El Paciente (Juan Gómez-Jurado). Para mí es su mejor novela, al menos de las cinco que me he leído (en 2021 cayó la trilogía, que me va a tocar repasar). Te atrapa con el lenguaje sencillo pero también con la facilidad del autor para empatices con los personajes. Plantea un dilema muy humano y un desenlace con giro argumental que puedes llegar adivinar.

16. Cicatriz (Juan Gómez-Jurado). Una historia previa a la trilogía ('Reina roja', 'Loba negra' y 'Rey blanco') que te presenta a un personaje que saldrá más adelante... Me costó engancharme y claro, en mi opinión mejorar a partir del ecuador de la novela.