miércoles, 21 de septiembre de 2011

El culto ha empezado

Todo ha cambiado. Ya nunca se reunirán allí los de antes. Cada uno hizo su vida. Algunos dejaron de aparecer paulatinamente. Otros se marcharon a vivir a ciudades lejanas. Jamás se repetirán aquellas tertulias futboleras que le desesperaban, quizás por producirse a destiempo. Pero todo eso ahora ya da igual porque, como los demás, él tampoco está ya ahí.

Se marchó ayer por la tarde. En silencio. En ese estado de quietud que tanto reivindicaba para los sábados por la mañana en Fray Pedro Vives, 33. Ha cruzado la frontera entre la vida y el recuerdo en apenas once días. Hace menos de dos semanas aún estaba ahí, sentado en esa silla junto al altavoz. Su sitio, el lugar donde ha pasado meses y meses escuchando cultos, soñando con la vida mejor que, si es cierto que hay un Dios, a buen seguro tendrá. Paladeó ese futuro de dicha suprema sin parar a observar que en el presente algo letal lo estaba consumiendo. Quizás así haya sido mejor.

Para él. Porque para los que nos quedamos, es sencillamente horrible. Quiero regresar a aquellas tertulias. Hablar del Barça, el Madrid y el Valencia, y que en medio del fragor de la batalla dialéctica, aparezca Enrique Mir por la puerta: "¡Sch, sch, sch, sch! ¡El culto ha empezado, podéis entrar!". Quizás volviese a sacarme de mis casillas, le diría que en cinco minutos y comentaríamos de pasado lo pesado que es antes de enfrascarnos diez minutos más en la discusión...

No voy a escribir ahora fuera perfecto. Nadie lo es. Una vez me pidió que guardase silencio en la iglesia cuando bajaba unas escaleras sin hablar. Cría fama... Pero ahora que se ha ido, prefiero recordar sus saludos afables o las breves conversaciones de fútbol (era muy del Valencia) cuando él consideraba que eran oportunas. O aquellos pajarillos que regalaba hace ya más de 20 años, cuando acudía a concursos de canto: todos los niños de mi generación tuvimos alguno de aquellos verdecillos. Tiempos pasados de una sociedad mejor. Te echaremos de menos, Enrique. Nos veremos junto al río...

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