viernes, 4 de septiembre de 2020

Si no hubiera que correr

Comenté pasado el ecuador de julio que entraba en cuarentena. Me veía ya por aquel entonces con pocas fuerzas y contaba que debía economizarlas para llegar al 31 de agosto. Y lo pasé. Me ha costado unos días de vacaciones, pero ya me he puesto delante del folio en blanco. Tengo algunas amigas de esas que te dicen cosas que pueden no gustarte, pero que pueden ser verdad. "Moi, ¡es que te cuesta desconectar, y luego te quejas!", me afeaba hoy una de ellas. Y tiene razón. Aún no lo he logrado del todo, pero he de decir a mi favor que ya me encuentro con más energía que hace poco menos de una semana.
Otra amiga me escribía el otro día: "¿Estás bien? ¡Es que estás muy callado!". Se refería a Facebook y, sobre todo, a este blog. Me encanta que alguien me eche de menos, me da fuerzas para seguir contando mis cosas por aquí. "Es que escuché por la radio una canción de 'Revólver' y me recordó a ti", añadió.
Es uno de mis grupos favoritos, herencia de aquellos buenos años de juventud y largas charlas con Migue. Y de las muchas canciones que me gustan de un gran artista como es Carlos Goñi -por cierto elianero de adopción-, está la que da nombre a su álbum 'Si no hubiera que correr'. Me sobrecoge especialmente el estribillo, corto pero contundente:

"Y aunque fuera necesario
no quisiera echar la hiel
si el camino fuera suave
si no hubiera que correr"

Correr. Lo que me ha mantenido limpia la mente durante este verano. Y como dije hace unas entradas, quiero disfrazar ocasionalmente este blog de reflexiones en modesto manual de un deporte que está marcando mi vida en los últimos años. Las vacaciones me permiten un lujo cotidiano para los que madrugáis: salir a trotar al atardecer. Y claro está, sobre todo en verano, en busca de las horas más frescas, se te suele hacer de noche. Me sucedió las dos veces de esta semana.
En la segunda pasé por una zona sin aceras, en las que hay que ir con mucho cuidado y vigilante con el tráfico. Me crucé con una pareja que debe estar empezando en esto de salir a quemar calorías, así lo evidencian un par de peligrosas imprudencias que cometieron. Quizás como reto de otoño, o porque se han notado algún kilo de más (se atisbaba en ambos 'panxeta' pero nada desmesurado), y como penitencia por ese helado o cervecita de más.
Me alegra que la gente se eche a la calle o se apunte el gimnasio. Me encanta, por ejemplo, la ilusión con la que se ha lanzado Maggie a las redes del crossfit. Pero en cualquier deporte, sobre todo cuando toca practicarlo en plena calle, hay que mantener unas normas de seguridad. Para empezar, la pareja de la que os hablo parecía ir de incógnito: vestir de negro está muy bien para burlar la seguridad de un edificio en una película de espías, pero no para salir a correr o a caminar. Mucho mejor buscar una prenda (principalmente la camiseta) de un color claro (amarillo, naranja...) y si es posible, que desprenda luz. Y la segunda objeción, en un tramo sin acera iban a su derecha, esto es, de espaldas al sentido de circulación de los vehículos.
Si digo la verdad, no paré a comentarles estas dos imprudencias porque iba yo lanzado (con camiseta amarilla y a la izquierda del tráfico) y pensé que pararse en ese tramo podía suponer una tercera llamada al peligro. Seguí con mi serie de 3.000 algo más rápido de lo que había marcado mi entrenadora (yo también cometo mis 'pecadillos', no creáis) y pensando en esta entrada... absolutamente inútil... si no hubiera que (salir a) correr.

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