miércoles, 23 de junio de 2010

La extinción del corresponsal

Era lo más parecido al gallo de la sobremesa. La primera llamada se producía a las 15.30 horas. Todos los días. Incluso sábados, festivos y, si se terciaba, los domingos. "Oye, te he enviado dos correos... (cinco minutos de explicación)". Cuando acababa, tratabas de prometerte que algo entraría, simplemente porque sabías que quedaría satisfecho. Así se lo hacías saber. "Eso, guárdame un espacio. Aunque sea chiquito. Acuérdate de los pobres".
Cuando me pasaron a Deportes, me sentí aliviado por no tener que, con todos los respetos, escuchar más el kikirikí del gallo de sobremesa. Ahora lamento que, pase lo que pase, no volveré a escuchar jamás la voz de Juan Miquel. Nos dejó el pasado lunes de madrugada, horas después de que su Mislata subiese a Tercera.
Porque él era de ese pueblo, y consideraba como suyo todo lo que ocurriese de cruces para dentro. Decenas de veces he tratado de picarle, alardeando de las victorias del Osito L'Eliana sobre el Ferrobús. Juanmi y yo, porque él así escribía el guión, acabábamos hablando de balonmano como buenos amigos.
No se dedicó al periodismo de forma profesional, pero no caía un pajarillo en Mislata sin que él se enterase. Desde septiembre creyó en el ascenso del equipo de fútbol de su pueblo. "Juanmi, el año que viene me harás las crónicas en Tercera", le dije no hace mucho. "Sí, porque desde que quitaseis las de Preferente... ¡cada vez hay menos sitio !" Al final no ha podido ser, pero incluso el fútbol ha querido hacer justicia con él y le ha permitido ver esa pequeña porción de éxito.
Se marchó de madrugada, casi sin hacer ruido. Le habían diagnosticado una enfermedad que él no pregonó a los cuatro vientos. Prefirió seguir vivo. Firmó en Las Provincias el pasado fin de semana, pero ya no despertó el lunes. Sus palabras, sus noticias, seguirán ahí para siempre.
Juanmi no sólo era un gran tipo. Representaba el icono de una especie en extinción. El corresponsal de pueblo. El hombre o mujer que sin destacar por su prosa depurada, se entera de todo. Toma café, pasea o va a la compra con una libreta y la cámara de fotos por si acaso. Todos los días tiene algo que contar.
Las nuevas generaciones, tanto los reporteros como los medios, huyen de ese perfil. No se sabe muy bien por qué, pero no goza de buena fama. Será por eso del mundo global o por el desarrollo tecnológico. Juanmi lo sufrió cada tarde que imploró un espacio y su página y media de word acabó en un breve de ocho líneas.
Quizás nos equivoquemos. Esa gente, que nos llama diez veces al día o que cuenta 15 chorradas por semana, alerta de noticias curiosas, divertidas y diferentes. Como escuché recientemente en una conferencia, los grandes temas muchas veces son cíclicos y de agenda. Puede que para enganchar a las audiencias necesitemos a muchos Juanmis que se enteren de todo... o no. Eso lo analizarán los expertos y lo discutiremos los profesionales del periodismo sin llegar a una conclusión única. Mientras sólo quiero darle al enhorabuena por haber disfrutado durante más de dos décadas de una profesión que navega sin rumbo fijo.

3 comentarios:

  1. Hola Moi, me quedé petrificada cuando vi su foto el otro día en una sección del periódico en la que más vale no salir nunca. Un gran artículo el tuyo porque se ha ido un gran corresponsal, de esos que quedan pocos y, como tú dices, ya no entienden la nuevas generaciones. Ya no tenemos ni la prefenente ni el balonmano, pero quedan buenos recuerdo. De vez en cuando, incluso la vida te da sorpresas gratas. El primer día cuando entré por la puerta de mi nuevo centro de trabajo reconocí a un chica a la que durante muchos años vi debajo de tres palos... la sopresa es que nadie sábía ni quien era, ni su palmarés... he respetado durante meses su anonimato pero el otro día me descubrí. Una gran sorpresa inundó su cara y estuvimos un largo rato recordando viejos tiempos y viejas batallas. Por ese momento nuestro pasado de libreta y cámara en el bolso queda justificado.
    P.

    ResponderEliminar
  2. Podrías haber firmado tu el obituario... O lo hubiéramos podido firmar los dos...
    Muy bien, Moisés...

    ResponderEliminar
  3. Anónimo 1, no estoy seguro de quién eres... Dímelo y me iteresa la historia de la chica de palmarés impresionante que trabaja contigo. Anónimo 2, creo que ese honor te correspondía a ti, tu eres la persona del periódico que ha tenido contacto directo con él en los últimos años

    ResponderEliminar