sábado, 5 de octubre de 2013

Que alguien salve a los Donuts

Mis Donuts favoritos
En mi familia, los sábados han sido siempre un día especial. Desde pequeño, mis padres han apartado sus quehaceres para vivir una jornada diferente. Durante muchos años, mi madre siempre compraba Donuts para desayunar una vez a la semana. ¿Adivináis el día? Sí, ese. El resto, nos preparaba leche con cereales o tostadas cuando éramos pequeños.
 
Conforme fuimos creciendo, a veces ella seguía levantándose un rato antes para que pudiésemos dormir un poco más e irnos desayunados, primero al instituto y luego a la universidad. Yo no recuerdo haberme preparado las tostadas y el café con leche hasta que empecé a trabajar. Lo que sí tengo bien claro en mi mente es que fui creciendo, pasé de la niñez a la adolescencia, y pasaron los años, pero en mi casa seguía habiendo Donuts todos los sábados por la mañana.

Cuando me casé hace ya tres años, intenté mantener la tradición en mi nuevo hogar. En nuestra primera compra en Carrefour, mi mujer y yo coronamos un monstruoso carro con Donuts. Aquel primer sábado juntos, desayunamos Donuts. La tradición duró apenas un mes. Ahora la desempolvamos de vez en cuando. Con el tiempo, he valorado lo disciplinada que era mi madre para ir todos los viernes al supermercado para que los sábados sus dos hijos tuvieran el desayuno especial.

Por eso, la noticia de que Panrico no fabricará Donuts y Bollycaos desde el 13 de octubre me ha caído esta semana como un mazazo. Con los Bollycaos también tengo mi historia. Una de hace ya muchos años, cuando era un chiquillo de seis años. Fue una mañana, estaba en clase de nosequé y entró el conserje del colegio preguntando por mí con un Bollycao en la mano. No me lo creía. Me levante cuando la maestra me preguntó si estaba sordo. Me parecía inaudito que me trajeran uno para almorzar, y más por encargo de mi madre, como decía el hombre: ella se resistía a que comiéramos chocolate.

Por eso mi hermana siempre ha peleado con ella para que los Donuts de los sábados fueran negros. Hablando con mi amigo David el jueves, ambos narrábamos con morriña nuestras experiencias con este característico pastelito circular. Él se decanta también por los de chocolate, pero si están crujientes. Yo soy de los de azúcar.

Ya de mayor, cuando he salido sin desayunar y preveo que no habrá tiempo para ello, más de una vez he parado en la gasolinera para comprar mi par de Donuts blancos. Quizás sea como homenaje a esos desayunos especiales de los sábados.Por eso pido que alguien salve a los Donuts. Sí, más importante me parece que Pantico y sus asalariados lleguen a un acuerdo y la empresa pueda salir adelante, como se ha deslizado en las últimas horas... Como una cosa lleva a la otra, hoy desde aquí deseo firmemente que se salve Panrico, los Donuts y los Bollycaos. Yo, si algún día soy padre, compraré todos los sábados a mi/s hijo/s Donuts para desayunar... como hizo mi madre durante tantos años.  

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