lunes, 5 de diciembre de 2022

El Maratón de Valencia

Iba para dos años que no me pasaba por aquí. ¡Cómo hemos cambiado desde entonces! Vivíamos tiempos en los que nos decían que aquello nos haría mejores, pero no. Ha habido hasta una guerra (¡una, digo!) de la que ya incluso apenas se habla. No, definitivamente no somos mejores como especie, igual hasta todo lo contrario. Pero el Covid ya no está ahí... otra mentira.

Después de un par de días de catarro, me sentí demasiado mal como para que aquello fuera un simple enfriamiento por correr en los días de aire. Me metí el dichoso y desagradable palito en la nariz y... ¡positivo! Como aquella vez en la que lo sospeché al no notar el olor de una mandarina. O como cuando Maggie lo pilló por culpa de un imprudente que nos pudo ocasionar un buen disgusto.

La diferencia es que esta vez yo sí he tenido síntomas, que no han llegado a ser graves. Pero como la otra vez que me infecté, me ha pillado en puertas de un evento que debía cubrir por trabajo y al que me hacía ilusión acudir. Esta vez ha sido el fantástico Maratón de Valencia, que ha sido una pasada en cuanto a la élite y que ha hecho felices a miles de corredores populares que han llegado a meta. Apuré hasta el sábado por la noche: me hice una prueba que por un rato me pareció negativa. Rápidamente envié un par de mensajes para ir este domingo a la zona de prensa... media hora después, unos mensajes y una sombra en el test me hicieron desistir: me tocaba teletrabajar desde casa.

Al principio del post decía que hemos cambiado. Yo también. Al menos estoy intentándolo. Ser distinto. No sé si mejor o peor. Distinto. De una forma en la que me gustaría verme a mí mismo desde fuera. La noche del sábado sentí que me entristecía y una de mis decisiones es intentar entristecerme sólo por cosas realmente importantes. De lo demás, o dejarlo pasar o sacar lo positivo. Y de no ir al Maratón de Valencia he sacado varias cosas positivas.

Para empezar, que conozco suficientes personas a las que pedir consejo en confianza. Los más allegados, sin duda. Y gente con la que tienes confianza para preguntar y que te den su opinión. Darte cuenta de la decisión correcta antes de comprobar de nuevo el test y comprobar que el negativo es al 100%. Reflexionar un rato en que si siempre actuáramos pensando un poco en cómo se van a sentir los demás, el mundo sería un poco mejor.

Luego, lo evidente: al no tener que ir a Valencia, dejar el coche y coger un taxi que me acercase a la Ciudad de las Artes, he ganado casi dos horas de sueño. He escrito del Maratón de Valencia gracias a las oportunidades que nos brindan la tecnología y, además, a mediodía he tenido un rato para comer al sol en mi balcón y amasar el pan que desayunaré mañana. 

Y por último, debo sentirme afortunado de tener un trabajo que me plantee tareas que esté deseando hacer porque, aunque me estresan y me cansan, me apasionan. Espero que esta reflexión me sirva para los días malos, en los que lo mandaría todo a... que sí, esos días malos también vendrán.

De momento, lo que quiero que llegue ya es el Maratón de Valencia de 2023. Bueno, aún no, que antes tiene que pasar otras cosas interesantes. Ya os contaré.


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