domingo, 18 de diciembre de 2022

Paso olímpicamente (II): Kempes-Maradona-Messi

El 18 de diciembre de 2022 se ha consumido con la mirada dirigida a Qatar. Se acaba al fin este Mundial de fútbol atípico y extraño. Como era de prever, los ríos de tinta cargando contra la celebración del campeonato en un país donde no se respetan los derechos humanos están ahora secos. Ahora todos hablan de la soberbia final (para que negarlo) y de Messi. De Argentina, ese país que se mueve al ritmo del balón y que en menos de medio siglo ha disfrutado de tres astros a los que ha idolatrado y que les han correspondido con otros tantos Mundiales. Esta semana os voy a contar mi percepción de las tres grandes figuras que han hecho reinar a la Albiceleste.

Kempes (1978). Yo no había nacido pero de Mario Alberto Kempes siempre cuentan la anécdota de que, al día siguiente de conquistar el Mundial, desapareció. Se marchó a pescar y estuvo ilocalizable. Así de simple como es, a decir verdad, el Matador. No soy valencianista, ni mi familia ni yo. En casa he oído hablar de Kempes de pequeño, pero no con la admiración justa y necesaria que le profesa cualquier buen aficionado del club de Mestalla. 
Mi primera noción de lo que representaba Kempes fue cuando le vi hacer magia en su partido de homenaje. Eso fue antes de que empezase a colaborar con el periódico y me mandasen a entrevistarle para no se qué embolado. No he encontrado ese texto, pero sí tengo grabado en la mente de que quedamos en un bar, pro la zona de la Gran Vía de Fernando el Católico. El Matador y yo estuvimos en la barra tomando café y charlando. Como dos amigos, de cosas vanas. Cuando acabamos me desayunar me dijo: "Tendremos que hacer la entrevista, ¿no?". Me atendió con paciencia y amabilidad el tiempo que necesité. Como algunas otras veces más a lo largo de los años. Ahora me siento afortunado de haber disfrutado de la cercanía de un mito que no vive en esa burbuja donde sí están encerrados los futbolistas de estos tiempos. 

Maradona (1986): Me pilló demasiado niño para disfrutar de él en directo. Crecí admirando sus vídeos, primero cuando ocasionalmente los ponían en la tele, más tarde cuando me empezaron a llegar por los diferentes formatos de comunicación que hemos tenido en internet. He sido más consciente de la decadencia del Diego Armando Maradona que de la construcción del mito futbolístico. Lo lamento y mucho porque por un par de años no he podido disfrutarlo.
No tengo por tanto elementos de juicio para posicionarse sobre si es mejor Messi o Maradona. Quizás mejor así. ¿A quién quieres más, a mamá o a papá? Hay preguntas a las que nunca me ha gustado responder. ¿No será mejor haberlos disfrutado a ambos, quienes hayan tenido esa suerte? La lástima es que en Qatar no se haya podido dar la imagen de los tres mitos del fútbol argentino sosteniendo la Copa del Mundo de 2022.

Messi (2022). Cuando empecé a hacer crónicas de fútbol iba en ocasiones a Cracks. Antes de ser contratado por Las Provincias escribí también para Levante-EMV, Superdeporte y una agencia de Barcelona llamada Área 11 que servía crónicas a periódicos regionales. Tocaba cubrir juveniles de División de Honor y Cracks me pillaba cerca de casa. Allí jugó también un tiempo el filial del Levante. ¿Por qué digo esto? Porque entonces ya se hablaba de un chico bajito del Barcelona, argentino, que hacía maravillas con el balón. "Si es que intentas hacerle falta y cuando armas la pierna ya ha pasado", me dijo un día un jugador. Se refería a Messi.
A Messi lo hemos disfrutado todos los aficionados al deporte, incluso los que lo niegan por la camiseta que defendió durante la práctica totalidad de su carrera. Merece retirarse con este Mundial. Yo soy él y no me vuelvo a ceñir la Albiceleste para un partido oficial. No va a tener un mejor último baile. Voy a reconocer un pecado: desde el principio del Mundial iba con Argentina, pero dudé un poco tras el partido contra Holanda (me niego a llamarle Países Bajos). Me parece que los argentinos no estuvieron educados y me supieron especialmente mal las críticas inmerecidas hacia Mateu Lahoz. El árbitro valenciano es una buena persona y me consta que estuvo preocupado durante unos días por la trascendencia que había tenido su actuación y si eso iba a afectar a su familia. Messi sabe de sobra que sí da el nivel y por bastante. En Qatar hemos visto un Messi más canchero, canalla... una pose en la persecución de su último gran sueño. Ahora me alegro de que lo haya hecho realidad, pero entonces me decepcionó porque en la vida no puede valer todo. 

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