sábado, 12 de septiembre de 2009

La cuenta atrás

Hoy me he levantado. ¡Vaya logro! Pues sí, valoro que he podido maldecir al despertador porque lo oigo; a la luz cegadora porque, aunque mal, veo; y he soltado un gruñido al saltar de la cama porque mis piernas me responden. Un día más, gracias a Dios, estoy vivo.
He desactivado la alarma, pero el maleducado del móvil vuelve a sonar a las 9.01 horas. Esta vez pido disculpas a mi glotón compañero de bolsillo, mi secretario que me gestiona cada día decenas de llamadas a razón de un chute de electricidad por noche. Habrá que mirar el catálogo de Nokia.
Pero como os decía, mi cochambroso móvil Motorola por una vez tenía razón y ha tenido el honor de iniciar la cuenta atrás. Hoy queda un año, cuando leáis esto quizás menos. Me estoy preparando para una jornada maratoniana y justo dentro de 365 días, para otra. Esta mañana he desempolvado mi traje negro y el 12 de septiembre de 2010, estrenaré otro.
Esta tarde, si Las Provincias y la actualidad lo permiten, iré a una boda anunciada en los periódicos. No se trata de una pareja de esas a las que llaman glamurosas, cuyo oficio y beneficio son dudosos y sacan tajada de lucir el palmito en las revistas del (ataque al) corazón. Estos dos son buena gente, amigos de sus amigos y cordiales con cualquiera. Si queréis saber un poco más sobre ellos, buscad en la página 10 de L'Eliana 2000.
Él, compañero desde que empecé en la radio, rival desde que trabajo en el periódico y amigo desde algún momento en todo este trasiego, fue el pseudoprotagonista del prólogo de este blog. Esta tarde se casan Voro y Ruth en la Torre del Virrey. Como véis, unos elianeros de bien (él de nacimiento y ella de adopción).
Ojalá no llueva y el día y la noche sean como ellos soñaron. Cuando ya tenga la camisa por fuera y nos vayamos a descansar, Maggie y yo ya llevaremos unas horitas consumidas de nuestra particular cuenta atrás. Tal día como hoy pero de dentro un año, seremos nosotros los que organizaremos un saraito similar que querremos compartir con nuestra familia y amigos.
Da un poquito de vértigo porque supone hacerse mayor de una vez por todas, pero toca y creo que la compañía de viaje es buena. Dicen que es el día más feliz de la vida de una persona, pero espero mi boda con ilusión y con ganas de que no sea solo una jornada sino el arranque de una nueva etapa de muchos años de felicidad.
He tenido un poco olvidado este espacio. La vuelta al tajo ha coincidido con algún preparativo para ese gran día y la obligación de dedicar horas a la reforma de la que debe ser nuestra casa desde septiembre de 2010.
Cuando estoy a punto de iniciar una jornada intensiva para escaparme cuanto antes a la boda de Voro y Ruth, pongo un instante la oreja en ese reloj que no deja de sonar. Tic, toc, tic, toc... La cuenta atrás es implacable. Quedan miles de minutos y de segundos, pero cada vez menos. La aguja avanza, o los números cambian de continuo, o la arena sigue cayendo. Da igual la modalidad pero ese día, desde hoy, está cada vez más cerca.
Siempre dije que la boda no es lo que me hace más ilusión, pero sé de sobra que dentro de un año estaré, a las 10.40 de ese 12 de septiembre y si Dios así lo ha permitido, a punto de salir de casa vestido de traje y nervioso, pero feliz.
Mi hermana discutirá la última ocurrencia de Borja, que con no sé qué cámara no dejará de hacer fotos. Mi padre estará metido en el servicio afeitándose. Mi madre pejiguera, dando instrucciones a cada instante y ayudándome para evitar que vaya lleno de arrugas y despeinado a la iglesia.
A 25 kilómetros, una chica estará bien guapa, vestida de blanco y sonriente, maquillada con productos que eviten que las lágrimas le arruinen el día. Su hermana estará ataviada de rojo, y su madre sonriente pero atronando la casa con sus gritos. Su padre, con pocas palabras como casi siempre, tratará de aplacar los nervios con un último pitillo en el balcón.
El resto ya os lo contaré porque no quiero imaginarlo. Me deseo lo mismo que hoy pido para Voro y Ruth: que el Señor les permita ser muy felices durante muchos años. ¡Salud querido 'compe' y esposa!

4 comentarios:

  1. Moi, soy Bea (es que no sé si hay posibilidad de poner el nombre en esto de los comentarios...), qué entrada´más bonita. Tengo muchas ganas de que llegue el 12 de septiembre de 2010 y vivir muchos momentos juntos de esa cuentra atrás...y tb de la nueva etapa!

    ResponderEliminar
  2. Moi, qué preciosos pensamientos.
    Sabes que os deseo lo mejor del mundo... estoy segura que eres ese hombre que hará feliz a Maggie y sé -con más certeza aún- que vosotros seréis felices por siempre jamás -como dicen los cuentos- aunque lo bueno de todo esto es que ahora hablamos de la vida real...

    QUEDAN 363 DÍAS...

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias a las dos por el comentario. Yo tengo ganas de que llegue ese momento y espero que Dios nos permita ser felices. Maggie y yo estamos encantados que estéis ahí y esperamos compartir con vosotras muchos momentos bonitos en este año y en los próximos. Besotes!

    ResponderEliminar
  4. Siempre me gusta leer tus posts, este es uno de mis preferidos por ahora, eres todo un crack. Espero verte en ese dia fabuloso, con esa sonrisa que no te quitas desde que Maggie esta en tu vida. Un beso campeon.

    ResponderEliminar