miércoles, 30 de septiembre de 2009

Benditos bastardos

A estas alturas soy un tarantiniano empedernido. Mi objetividad es casi nula. Digámoslo finamente, todo lo que idea el colgao de Quentin, a mi me gusta. Pero es que esta vez, acogiéndose al derecho de hacer lo que le da la gana y que muy pocos directores se han ganado, este friki se ha permitido cambiar la historia.
'Malditos bastardos' no es la mejor película de Tarantino. Si no os gusta su cine, ni os molestéis. Tampoco esperéis algo a la altura de las maravillosas 'Pulp Fiction' y 'Kill Bill' (sobre todo vol.1). Esta tiene su encanto, pero no acierto a encontrarlo.
Quentin vuelve a ser Tarantino. Elabora los personajes, los buenos y los villanos con minuciosidad. Son tipos duros que deben adaptarse y no desentonar en un argumento sádico y extremadamente violento. Pero están perfilados al detalle: no perderse el flash de cinco segundos en que explica bien clarito cómo la actriz francesa se ha ganado su fama en la industria cinematográfica alemana.
Eso lo hace como nadie. No hay un solo fotograma sin intención de transmitir algo. Como siempre, aparecen pies desnudos de mujeres, algo que como es conocido despierta el libido de Tarantino. Este loco convertido a director de culto abusa a veces de los primerísimos primer plano y usa de nuevo, en la banda sonora, ítems que bien podrían ser de un western o de un film serie B de esos de montonera de a euro.
Con todos estos mimbres e ideas, a uno difícilmente se le podía pasar por la cabeza que Tarantino confeccionase una película que retratase un momento histórico. Las expectativas estaban en cómo iba a visualizar el cruel y juguetón de Quentin la ocupación nazi de la Segunda Guerra Mundial.
No lo ha hecho. Tarantino, esto es una interpretación y puede que me equivoque, ha plasmado sus deseos. Ha elaborado una película y ha creado un personaje perfectamente interpretado por Brad Pitt que ojalá hubiese existido tal cual en aquella oscura primera mitad del siglo pasado.
'Malditos Bastardos' es una obra de arte visual, un film nada riguroso a los acontecimientos históricos pero en el que no faltan los toques de humor negro y donde mueren muchos nazis. Un final apoteósico mueve a uno a levantarse de la butaca y aplaudir. No me conoces, pero desde este espacio, te doy las gracias por tu trabajo. Larga vida al maestro Quentin Tarantino.

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