viernes, 25 de diciembre de 2009

Espíritu navideño

Esta semana volvía a casa sobre las 2 de la madrugada. Con los programas deportivos acabados y el lector de CD de baja laboral crónica, escuchaba el 'Hablar por Hablar' de la Ser, uno de esos espacios donde la gente llama para contar lo que le da la gana. Unos te hacen llorar y otros reír, así que dependa de quién intervenga, a veces me decanto por escuchar la radiofórmula menos vomitiva o conducir en silencio. El oyente en cuestión era un angustias, pero me hizo reflexionar.
"Si puedo, trabajo en Nochebuena. Yo mismo pido que me pongan en ese turno". El hombre se declaraba ateo confeso: "¿Por qué tengo que celebrar el nacimiento de un señor en el que yo no creo?" Discusiones teológicas aparte, el oyente, cuya opinión es muy respetable, evidenció estar de un amargado preocupante: "¿Por qué me tengo que reunir con mi familia cuando me digan? Estamos unidos, pero cenamos cuando nos da la gana".
Yo no me declaro un defensor a ultranza de la Navidad. Me parece una fiesta pero de El Corte Inglés y el resto de las grandes superficies. Compramos cosas costosas que no son imprescindibles con el legítimo objetivo de impresionar a los nuestros en la apertura de regalos de Nochebuena, adquirimos comida para alimentar a un poblado de África y gastamos ingentes cantidades de dinero en lotería por si acaso.
Por dos semanas no hay crisis, porque luego viene Nochevieja y Reyes. Me toca lo que ya sabéis que el mundo globalizado me haya manipulado y me haya hecho entrar en el circo del consumismo compulsivo... pero me gusta.
Disfruto con el café de Nochebuena con mi novia y mis amigos. Me encanta acertar con el regalo de cada uno de mis familiares cueste lo que cueste... Pero sobre todo, lo mejor de todo, es que una noche, cuando se acaba de comprar, puedo cenar con mi gente sin estrés y sin mirar el reloj. Por todo ello, defiendo que Navidad debería ser por lo menos una vez al mes.
Eso sí, sin Papa Noel y el resto de pijadas que nos han impuesto los yankies. Por el momento nos conformamos con que sea una vez al año. Si al próximo no puedo o no os podéis gastar tanto en regalos, por lo menos, pido a Dios que estéis ahí como en esta Navidad. Ya sería de lujo que los niños de San Ildefonso cantasen como primer premio el número de la lotería del periódico.

1 comentario:

  1. Es verdad Mosh que hemos echo de la Navidad una fiesta de consumismo puro... pero yo defiendo un momento familiar, y de Amor!!
    Yo si creo en Dios y en su Hijo, aunque no creo que naciera un 25 de Diciembre... pero la sola idea de que lo haya echo me hace ser feliz y festejarlo!!

    Y para terminar, para mi también sería un lujazo que los niños de San Ildefonso cantase mi número!! :)

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