lunes, 26 de abril de 2010

La última sorpresa

La verdad es que no me puede pillar por sorpresa. Siempre has sido así. Te ha gustado sorprender. Actuar por impulsos. Sin pensártelo ni una décima de segundo. ¡Zas! Ya estaba hecho. Lo bueno. Lo malo. Lo regular. Nos dejaste pequeñas señales. Avisos en forma de concesiones impropias de un alma inquieta como la tuya.
He pensado en varias ocasiones, durante estos días en que no pude escribir estas líneas. No lo he encontrado. Me ha resultado imposible rescatar del baúl de mis recuerdos esa primera mirada, el día en que te conocí. Sí resuenan en mi interior los gritos que conseguías arrancar en plena noche, durante aquellas conversaciones maratonianas que también son cosa del pasado.
Irrumpiste en tu familia de repente. Una noche me dijeron que había un gatito en casa. Se llamaba Pancho Tomás y la mamá lo había lavado dos veces porque a mierda triplicaba el peso del animalejo. No era cuestión de adoptar a un pordiosero y dejarlo como tal.
Durante cuatro años has vivido como un rey. Cualquier gato te hubiese envidiado. Unos sofás donde afilarte las uñas, un balcón para ti sólo, jamoncito de pavo siempre que Juan regresaba a casa... eras un minino feliz. Correteabas a tus anchas.
Ya hace dos años del día en que nos hicimos amigos. Ocurrió durante la Eurocopa. Hasta entonces nos soportábamos. Yo iba a tu casa y tú soportabas que te tirasen del salón porque una minúscula parte de ti me producía alergia. Tuvimos que olvidar esos puntos de desencuentro.
Tú necesitabas comida y yo precisaba combatir la soledad pasajeras. Te daba tu sustento mientras tú me saludabas en un sucedáneo de los holas que alegran mi vida desde hace ya más de tres años. Algún día me reprochaste en forma de arañazo o mordisco que te cambiase por el partido de la noche.
Vovieron tus amos y ya nada fue como antes. Mantuviste tu carácter indomable y yo continué tratándote como al gato al que mi alergia impide tocar... demasiado. La vida ha pasado muy deprisa... otra vez demasiado y no voy a hacer esfuerzos por eliminar la repetición.
Alguna vez bromeamos con que acompañases a Nick el 12 de septiembre. No va a ser posible. Como cuando te lanzabas a los pies para jugar, has elegido una forma de marcharte que te va como anillo al dedo: de repente y sin avisar. Estuviste enfermo menos de un día y cuando quise sentir pena ya no estabas ahí.
Eres muy cabrón. Has elegido el mismo día que otro ser indomable y controvertido. Querido y odiado. Has emprendido el camino sin retorno junto a Juan Antonio Samaranch, otra muestra más de tu falta de respeto, de tu desparpajo.
Sé que ya nos habíamos hecho colegas. Venías a saludarme en cuanto llegaba a casa. Me pedías comida. a te molaba que te acariciase el cuello. Cuando el otro día te cogí con las dos manos y te acaricié quise convencerme de que aquello no era un hasta siempre. Odio las despedidas, incluso con un comercial al que he dicho que no celebraré la boda en el salón al que representa.
Pero es que tampoco quería emociones, ni lágrimas. Deseaba que aquello fuera a tu modo. Frío y calculado. Sin parpadear. Afrontando el momento. "Adiós, minino. Cuídate", recuerdo que te dije. Me miraste mientras ronroneaste por un instante. Me marché.
Sonó el teléfono. Por la voz que me saludó ya conocía la noticia. Mira que has sido arisco y testarudo, pero se te echa de menos. Seguimos cerrando la puerta para que no entres al salón a arañar los sillones nuevos. Cada noche continúo teniendo cuidado de que no te escapes cuando salgo a llamar el ascensor.
A tu manera te hiciste querer. Lo lograste. De mayor quiero ser como tú. Deseo poder decidir sin pensar. Aspiro a que quienes me rodean, me amen. Ansío que, cuando llegue el momento, pueda marcharme sin molestar a nadie. Espero que haya un sitio donde pueda leerte estas palabras. Me consuela saber que has sido un gato feliz. Hasta siempre, Tomás. Hasta siempre, minino.

2 comentarios:

  1. Mucho animo a Maggie, es duro perder a quien ha compartido tantas cosas con cada uno de nosotros.

    ResponderEliminar
  2. Moisés... no tengo palabras!
    Gracias por escribir esto, es precioso...
    Todos extrañamos a Tomás...
    Adiós Pancho Tomás!! :(

    ResponderEliminar