martes, 27 de agosto de 2013

Historias de L'Eliana (II): SOS desde una farola

Hay ordenanzas municipales que me parecen absurdas. Hace unos meses leí una noticia de que en un municipio, no recuerdo cuál, se pasaba a sancionar a quienes colocaran anuncios en las farolas. De acuerdo con que a estas enormes luciérnagas de metal se las ve más esplendorosas sin esos papeles pegados con celo y que se consumen a la intemperie. Y por supuesto no sería de recibo que una gran empresa emplease este tablón de anuncios gratuito para llevar a cabo su particular campaña publicitaria.
Subrayo, por el contrario, la notable efectividad de este 'medio de comunicación' al paso de cualquier viandante. Este verano me he parado ante el anuncio de un vecino que había perdido un hurón, el del padre o madre que vende libros de Primero de Bachiller, o el de la señora que ofrece sus servicios para cuidar niños o ancianos. Algunas de estas farolas son como el 'prime time' de una cadena de televisión. Están al paso, como la que hay justo al lado de la farmacia de enfrente del centro de salud de L'Eliana. Allí colocó Amparo el mensaje de socorro que reproduzco en la fotografía que acompaña esta entrada.
Se trata de un simple folio con cuatro retratos que pretenden confeccionar un breve cómic. En cada instantánea aparece un perro, de cuyo hocico emerge un bocadillo. '¡Ayuda!', imploran los animales. Debajo de esta composición, se explica que estos canes se hallan abandonados en una casa y que los vecinos de los alrededores, al percatarse de que estaban famélicos y hacía tiempo que nadie se pasaba por allí, los están alimentando.
'¡Hay que ser hijoputa!', pensé cuando acabé de leer. Abandonar a un perro al que has criado en la calle me parece ya una aberración... pero dejarlos a su suerte, encerrados en una casa sin posibilidades de buscar comida es una canallada. Al andoba, si es que alguien se preocupa de denunciarlo, puede caerle una multa por maltrato animal y ya está.
Amparo no busca al amo, sino a gente que quiera adoptar a esos perros. Aunque yo no tengo posibilidades de llevarme otro a casa, he querido usar este humilde foro para corear su mensaje de socorro: el suyo y sobre todo, el de los cuatro animales abandonados. Si a alguien le interesa, esta vecina culmina el escrito con su mensaje de socorro. Si nadie se hace cargo de ellos, como comenta, al final los canes serán sacrificados. Si alguien lo evita, las farolas de L'Eliana habrán tenido, de nuevo, una utilidad accesoria a la de iluminar las calles durante la noche.

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