sábado, 22 de octubre de 2016

Os guardo lo de los tacones

Cuando las vi aparecer rodeadas por sus familiares, no eran ni las 21 horas. La última vez que agradecí a Alejandra que hubiesen venido, creo que rozábamos la media oche. En todo ese tiempo no percibí una mueca de hastío. No borraron la sonrisa mientras nos acompañaron en la gala de entrega de los premios de Valencianos para el Siglo XXI, concedidos cada año por el periódico Las Provincias. Alejandra Quereda y Elena López merecen este y cualquier galardón. Por la plata olímpica y por su saber estar. Sólo cometieron un error. Esta se la guardo, y se lo dije: los taconazos.
Aquí el que escribe es el modelo español medio, el de la generación que ya buscamos los 40. Quizás un poco por debajo en cuanto a estatura y algo por encima en cuanto a peso. Ya al saludarlas en la entrada noté que algo no iba bien. “¿Qué tal? Gracias por venir. ¡Ya era hora de que nos conociéramos en persona!”, les dije a las dos gimnastas, con las que he hablado varias veces por teléfono durante el último año para hacer algunas piezas en el periódico. Para los protocolarios dos besos, ambas tuvieron que agacharse y de inmediato visualicé este momento, en lo alto del escenario y con todo el auditorio observando la escena.
No tenía más salida que tirar hacia delante. Olvidé el mal trago que era inevitable y me centré en la conversación con las dos chicas. En el rato de espera, un compañero vino con sus dos hijas a que las niñas se hicieran una foto con las gimnastas y que estas les firmasen un autógrafo en la revista que se entregó en la gala. Luego se acercó otro compañero, cuya pequeña también practica rítmica. “Es un sacrificio para vosotras y para las familias, ¿eh?”, comentó. Alejandra y Elena tienen caracteres bien distintos. Alejandra es mucho más dicharachera, Elena más tímida y parca en palabras. Pero ambas atendieron a todo el que se les acercó con una amabilidad exquisita. Me sorprendió el enorme dominio que tienen de la rítmica de la Comunitat y de España. Conocen clubes y entrenadoras de las tres provincias y dominan el calendario de competiciones, desde las nacionales hasta las provinciales. “¡Claro, es nuestro deporte!”, dijeron. Les sorprendió que esto me sorprendiese. Pero claro, cuando hay futbolistas que no saben en qué ciudad están cuando quedan dos horas para disputar un partido…
Llegó el momento. La gala. Antes de que empezase el acto, vi a ambas sumergidas en sus teléfonos móviles. Las únicas entre los galardonados. Los seis periodistas que entregamos premios, achicharraríamos más del 25% de nuestra batería durante la velada. Antes del inicio, Alejandra había colgado una foto del escenario en su cuenta de Twitter. Sonó la música, empezó el evento con el discurso del director del periódico, Julián Quirós…
La gala se fue en un suspiro. Para entonces yo ya pensaba continuamente en los escalones donde no puedes tropezar, en que no se te puede caer el trofeo y en los tacones de Alejandra y Elena. Todo salió más o menos bien excepto, claro está, que las gimnastas tuvieron que agacharse para saludarnos ante la mirada de los asistentes, entre ellos mis compañeros, panda de…, que desde entonces no han dejado de recordarme la instantánea. Un último trago fue el de los discursos. ¡Con lo que me gustaba a mí el Guerrer de Moixent y van y cambian el diseño del trofeo tras el 150 aniversario del diario! Es una estatua más moderna pero pesa lo suyo. Lo comprobé durante el agradecimiento de las dos chicas. ¡Menos mal que fue breve!
A Alejandra la vi después durante el ágape. “Esta de los tacones te la guardo”, le dije. Se rió. Bueno, lo cierto es que no dejó de sonreír. No sé si le dejaron probar un canapé con tanta fotografía, autógrafo y saludos de gente que quería felicitar a las gimnastas por la maravillosa e histórica plata lograda en Río. Elena se tuvo que marchar corriendo, pues tenía un compromiso.
De la gala de este año me quedo con el honor de haber entregado un premio a dos chicas maravillosas y que han hecho un enorme esfuerzo para cuadrar sus agendas y acompañarnos. De que los otros galardonados son en mi opinión más que merecidos: como integrante de la sección de deportes también me enorgullece que se haya reconocido al maratón y ver en el escenario al gran Paco Borao recibiendo la distinción de mi amigo Alberto, y también me encantó el dscurso y el saber estar del militar de la UME. Y sobre todo, quiero reconocer el acierto del compañero, Pedro Toledano, que cerró el acuerdo para que en el ágape se sirviera cerveza Turia.

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