martes, 18 de agosto de 2009

Abierto por vacaciones

Esto es un aviso: mi intención en estas semanas es la de escribir más, que no quiere decir que al final produzca 100 virtuales páginas blogeras. Sí, estoy de vacaciones, ese tiempo en el que todos decimos que hacemos lo que nos sale de bendita sea la parte. Entre cafés retrasados, comidas familiares, trámites que estaban en el cajón y otros imprevistos, suerte si terminas dedicando el 30% del tiempo a lo que realmente habías planeado.
Sí, estoy de vacaciones, la segunda parte de mis días de asueto. Lo necesitaba después de un mes de trabajo intensivo. Primero porque mis amigos y compañeros de sección estaban de vacaciones. Los últimos días he trabajado en calidad de cedido con mi tío en la sección del periódico que amo y temo a partes iguales.
Cuando llegó la madrugada del 17 estaba totalmente destrozado, necesitado de estas dos semanas. El primero en la frente: ese mismo día, atracón de coche para que mi matasanos me dijera lo que me viene repitiendo los últimos tres años. Y yo que me resisto a adoptar la linterna de un fallecido. Suerte que que hubo buena compañía en esos 700 kilómetros y tangazo gastronómico hasta Barcelona.
Y por si el atracón de condes y catalanes no fuese suficiente, mañana me vuelvo a ir para allá. No sin antes pasar un día con mi amor, una jornada placentera pero en la que voy a acabar exhausto con vistas a septiembre de 2010.
Pero mañana veré arte vestido de azul y grana. Seré testigo del debut de Ibra (cadabra, como dice un amigo madridista), de las filigranas de Leo y del fútbol maravila de los productos de la Masía.
Vacaciones, mi 30%... el cupo de ese tiempo en el que haces lo que te da la santa gana. Iré con la peña de Llíria, en compañía de un amigo y ¿futuro? familiar. El destino: el santuario del fútbol, como lo ha definido otra amiga, esta vez de maratonianas jornadas periodísticas.
Espero contaros cosas el jueves. Hoy sólo quería reflexionar sobre las vacaciones, la máxima expresión de la libertad humana. El sentido de la vida. Porque a mi existencia, la tuya, la de cualquiera, si le quitas esos pequeños momentos, es insulsa, aburrida y hasta lastimera.
Como la comida sin sal. Suerte que la podemos sazonar con una cerveza fresquita en compañía de amigos o de un colega de papel y letras. Afortunadamente existe el celuloide, el poker, el café, los viajes, las noches de pasión y desenfreno, los chistes, el fútbol, las carreras, los museos, la playa, los paseos con las manos entrelazadas...
Por fortuna existes tú: mi admiradora número uno y el resto de la gente que haya llegado hasta aquí. Porque me gusta la soledad, pero también vuestra compañía. Porque iría sólo al Camp Nou, a ver una peli o a tomar un café... pero prefiero saber que estas miradas al Mandor y esos ratos que sazonan mi vida puedo no experimentarlos en la soledad.
Estoy de vacaciones y no estoy solo. Hoy tú me lo has demostrado de una u otra manera. Aunque sólo sea leyendo estas líneas. Por eso, aunque en septiembre vuelva a disfrutar de esa sal llamada ocio en cuentagotas, puedo decir bien alto: ¡Cómo me mola la vida!

2 comentarios:

  1. TODO UN CANTO VITAL A ESTOS DIAS DE ASUETOS QUE TOD@S MERECEMOS...
    DESCANSA Y ESCRIBE, SI ASÍ TE LO PIDE EL CUERPO Y EL ALMA!!!
    SALUDOS!!!!

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  2. de vez en cuando son necesarias las autoarengas... jeje. saludos

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