sábado, 9 de mayo de 2020

Desescalada en el Mandor (III): El ejemplo de Pat Ryan

Pat Ryan cambió el cambió el curling después de la mayor decepción de su vida. El entonces jovenzuelo jugador llegaba a la final del Brier de 1985 -la principal competición de Canadá, donde el curling es deporte de masas- como favorito. Era el skip (el líder, que lanza las dos últimas piedras de cada 'end') del equipo de Alberta y se enfrentaban a Ontario, con el experimentado Al Hackner, apodado 'Ice Man', como punta de lanza.
Llegaba el equipo de Ryan con dos puntos de ventaja a la última entrada. En el último lanzamiento, Hackner se inventó una de las acciones más inverosímiles de la historia del curling, desplazando a las piedras de sus rivales y forzando un end de prórroga. En ese añadido, con el subidón de haber cobrado vida cuando ya nadie lo esperaba, Ontario ganó. Ryan desapareció, pero no se vino abajo. Reinventó el curling, que hasta el momento había sido un deporte nada profesionalizado. Impulsó que el jugador se preparase físicamente, que no se fumase durante los partidos e impuso una serie de normas estrictas de daban le imagen de concentración máxima ante los oponentes, el resto de sus compañeros y el público.
También tejió una estrategia sumamente defensiva que surtió efecto. Ganó el Brier de 1988 y 1989 pero acabó desquiciando al público. 'Boring, boring!', se llegó a corear desde las gradas. Tanto que se decidió cambiar las reglas del curling para evitar que Pat Ryan y su equipo centrasen el juego en desplazar las piedras de los oponentes. ¿Y que hizo Ryan? ¿Lo adivináis? Digirió las nuevas normas y volvió a triunfar en 1994, esta vez como 'third' en el equipo de Rick Folk.
La historia de Ryan, hoy cantautor de música country, y Hackner podéis verla en uno de los capítulos de la serie 'Perdedores', disponible en Netflix. Casualidad o no, yo vi el episodio horas antes del palo que supuso la noticia de que la Comunitat no pasa a la fase 1. Y desde entonces, he visto muchas quejas. Ya nos hemos lamido las heridas. Asumamos las reglas, aunque nos las hayan cambiado. Y también admitamos que quizás las imágenes del río tomado por una marabunta de niños, primero, y deportistas, una semana después, quizás nos hayan perjudicado.
Hay que seguir empujando. Golpeando a las piedras del Covid-19. Sacarlo de nuestro 'tee'. Esto es, que deje de condicionar nuestras vidas.

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