martes, 14 de julio de 2009

Cleaners a medianoche

Cuando empezaron a desfilar los créditos me entró la depresión post vacacional. Nada más encenderse las luces, el hastío de pertenecer a una raza que dice ser civilizada pero dista mucho de ello.
Palomitas encima de un sillón y por el suelo, botes volcados derramando Coca-cola aguada en hielo, restos de hamburguesas... parecía que había pasado por allí una nube de langostas arrasándolo todo. Y sólo nos reunimos poco más de un centenar de individuos de la especie humana para ver una peli.
Film que, por cierto, se titulaba Cleaner... de lo contrario, ¿me habría vuelto hoy tan asquerosamente civilizado? Samuel L. Jackson hace de limpiador, pero no de restos de comida basura consumida en la oscuridad del cine. Un policía retirado se monta una empresa que adecenta viviendas o establecimientos donde ha fallecido una persona, bien sea por un accidente, un homicidio o causas naturales.
Lógicamente, el bueno de Samu no se pasa la peli retirando fiambres. En uno de sus trabajos se come un marrón de mil demonios que le pone en el punto de mira de la Policía y de un amigo (Ed Harris) que le ayuda para que no vaya a la cárcel.
El toque sensual lo pone la viuda compungida, a la que encarna una Eva Mendes que durante toda la película pasea una sospechosa cara de mosquita muerta. La actriz, cuyo mérito sigue siendo su físico vertiginoso, no logra transmitir en ningún momento dolor por lo que está sufriendo.
El instante más dramático lo solventa con un sollozo nada creíble y ninguna lágrima, quizás con la intención de no arruinar los kilos de costoso maquillaje que exhibía. La joven actriz que hace de hija de Samuel da sopas con honda a la explosiva Mendes y ni siquiera sé su nombre. ¿Había dicho que los humanos somos civilizados?
Vamos, que 'Cleaner', Eva Mendes aparte, es una película entretenida, aunque algo previsible, pero que merece ser vista porque aprovecha cada secuencia, cada fotograma para aportar datos que los personajes no desvelan en los diálogos. Gustará a los aficionados al thriller.
Fue un buen colofón a la primera parte de mis vacaciones. Mientras bajaba los escalones del Kinépolis y veía a los 'cleaners' de palomitas empezar su trabajo, me descubrí bostezando en medio de un comentario sobre la peli.
Camino a casa cambiamos de tema, pero mi retina guardaba esa sala de cine llena de basura y empaticé con los pobres chavales que a medianoche de un domingo deben limpiar la mierda de los que parecen desconocer la utilidad de algo tan sencillo y antiguo como la papelera.
Luego razoné que si no existieran guarros, esos chavales engrosarían la lista del paro. Algo así como Samu, que ayuda a los que tienen un problema, pero en este caso los cadáveres son granos de maíz estallados. Simple demagogia. Lo descubrí al instante, cuando reparé en que yo mismo había dejado en mi butaca el envoltorio del bocata de la cena.

2 comentarios:

  1. Voy a optar por leer lo que escribes de las pelis y así ahorrarme ir al cine.. jajaja

    Demagogia o no, lo cierto es que sin los guarros los limpiadores no currarían... :/

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  2. cada vez que hecho un papel.. siempre pienso que he creado un puesto de trabajo :D xD

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