viernes, 10 de julio de 2009

Esos dos ojos sinceros

Obnubilado en mis pensamientos sobre mis ojos averiados no reparé en los tuyos. Esos dos luceros que jamás leerán estas líneas pero que están cargados de los que más valoro de un amigo: la sinceridad. Aquellas pupilas, ahora reparo en ello, brillaban mientras me imploraban en tu nombre: "Llévame contigo".
No lo hice y, sin embargo, tú me lo perdonaste al instante. Como lo haría el mejor de los amigos. Me lo dijiste con esos dos mismos ojos sinceros. Por eso te quiero tanto. Porque siempre me dices la verdad. Porque si te enfadas me lo demuestras sin tapujos, porque si me oyes llegar a casa por las noches no te haces el dormido y vienes a decirme buenas noches.
Sé que me lo vas a perdonar y por eso te voy a robar parte del protagonismo en estas líneas. Esta pequeña reflexión, casi en el ocaso de mis vacaciones no va a ir sólo dedicada a ti. Quiero acordarme de otros ojos sinceros que ya no están. Tracy, Dugan, incluso Randy. Ellos me observaron antes que tu y en ese cruce de miradas también vi sinceridad.
La misma que percibo en tus dos ojos marrones, Nick. Ellos, como tú, también sabían decir "lo siento" tras una fechoría (que como tú y como cualquier niño pequeño tarde o temprano repetían). Mostraban felicidad cuando me veían, tristeza si me marchaba...
Todavía recuerdo la mirada perdida con la que Tracy me decía que no se encontraba bien. Yo estaba leyendo 'El Silmarillion', para mi el mejor libro de Tolkien. Estábamos en el veterinario en L'Eliana porque estaba muy enferma. Regresamos despacito a cada porque para ella caminar ya era un calvario. Falleció dos o tres días después. Aún se me llenan los ojos de lágrimas cuando rememoro su mirada de aquella mañana, si despedida gélida y diferente del que sabe que ese va a ser el último adiós.
Por eso me llevo tan bien con vosotros los perros, Nick. Por eso de vez en cuando olfateas en mis manos que he rascado a otro (y tú me lo vuelves a perdonar). Porque sois sinceros y decís lo que pensais sin tapujos a pesar de no poder articular otra palabra que vuestro característico "guau".
Para escribir estas letras he tenido que cortar de cuajo la (pen)última conversación de sobremesa a la fresca de estas vacaciones con mi madre y con Maggie. Una lástima, pero creo que os lo debía. A ti, a tus dos ojos sinceros, a los de otros que ya no están y a los que, espero, compartirán conmigo las vistas al Mandor en las tardes de verano.

2 comentarios:

  1. Este si que me ha tocado, pronto dos ojos mios tambien se iran y es que 15 años de una corta vida como es la mia es mas de la mitad... tiendo a imaginar el dolor que puede llegar a causar...pero hay esperanza.

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  2. Ohh que bonito.. y sentido!
    Creo que todos los que tenemos perros, pasamos por "esos dos ojos sinceros" de vez en cuando.

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