viernes, 3 de julio de 2009

Historia de una coincidencia

Dicen que la vida está llena de coincidencias, que el mundo es un pañuelo, que si en seis pasos puedo llegar hasta Obama. Fijo que un amigo tuyo tiene un conocido en USA; esa persona tiene un familiar que es íntimo del alcalde de su ciudad, que a su vez cena habitualmente con el gobernador del estado y, por fin, él habla una vez al mes con el presidente que el mundo ha vestido de mesías. ¿Magia? Potagia.
Pero sí, la vida da mil vueltas y no se cuántas monsergas más. Como hoy tengo cosas interesantes que hacer, como ir a ver Transformers (perdón a los amantes del cine austrohúngaro subtitulado), tampoco voy a invertir mucho tiempo escribiendo... además, otros días se me ocurrirán cosas más interesantes que comentar.
Como carta de presentación, diré que hoy, al pie del Mandor y caña bien fresquita en mano, un buen amigo me ha hecho partícipe de una bonita coincidencia. Ambos compartiremos día en uno de los momentos más decisivos y felices de la vida de una persona.
Eso sí que mola, como decimos la generación de entresiglos. Pues sí, parecerá una bobada, pero para inaugurar este blog, me ha gustado compartir esto con quien lo lea. Ojalá mis intereses y lo que escriba en este espacio sea del interés de mucha gente. Será otra preciosa coincidencia.

1 comentario:

  1. Coincido contigo.. esto es gratificante, aunque parezca una fricada... ;)
    Felicitaciones, por esa hermosa e increíble coincidiencia!
    Me encanta el título... espero que algún día nos describas completamente las vistas al Mandor!!

    Mucha suerte... ya tienes a tu primera seguidora.. aunque se haya enterado tarde.
    Besets!

    ResponderEliminar