jueves, 9 de julio de 2009

La edad del ciego

El mismo sitio y la misma actividad. No recuerdo quién era mi compañía de papel de aquela tarde de verano. Pero de eso sí. Mi memoria guarda una imagen nítida del momento en que mi visión se nubló. Las letras se tornaron grises, las palabras quedaron distorsionadas. Me descubrí con la mano derecha abierta tapando el ojo izquierdo.
Aquel fue un primer ensayo cutre de un ejercicio al que he sido sometido decenas de veces. Primero lo hizo un médico caduco que fue bueno en su tiempo pero que me diagnosticó un simple astigmatismo. Después me sirvió para evitar la tortura militar (había que aprovecharlo de algún modo) y luego me puse en manos del discípulo del indio.
Durante años, dos trozos de plástico me vendieron luz a cambio de latigazos continuos en las retinas. Hasta que llegué a la ciudad en la que un día soñé vivir y que hoy me contento con visitar de tarde en tarde. Aquel gruñón cascarrabias resultó ser un cirujano cojonudo.
Sigo sin ser un lince, pero gracias a sus manos con olor a nicotina, hoy puedo sentarme en la misma terraza y leer un libro, exactamente igual que aquel día cuando descubrí que no veía bien.
Después de permanecer durante una mañana a la merced de aquel hombre al que antes había desafiado pese a mi vista borrosa, pasé un verano horrible. La penitencia me ha permitido conducir, leer, escribir, sacarme una carrera, trabajar, descubrir a la mujer a la que amo (o lo hizo ella, quién sabe) y elegir una casa con vistas al Mandor.
Puedo observar un paisaje mientras paseo y ver películas como La Edad de Hielo 3: una peli de dibujos, para niños y para sus acompañantes. El guión comparte los gags facilones para hacer reír a los pequeños con alguna broma picantona que fuerza la sonrisa de los grandullones. La ardilla y el perezoso hacen lo mismo que en las otras dos entregas, por lo que el invento de la extraña manada de la prehistoria empieza a ser cansino.
Pese a ello, para todos los que tengais niños de 5 años o novia a los que llevar al cine, sin dudarlo es preferible a tragarse el último bodrio romanticón protagonizado por Sandra Bullock o la comedia chorras del momento en la que Ben Stiller corretea con cara de loco por un museo.
Unos años después estoy deshojando una margarita mientras la más bella de esas flores me atenaza. Debo ponerme de nuevo en manos de aquel gruñón cascarrabias pero no quiero. Temo a un nuevo verano u otoño de auténtica pesadilla, a no poder golpear una esfera durante un año... pero sé que en la ciudad del triplete puede acabar la edad del ciego. Continuará... (?)

4 comentarios:

  1. sabes que voy a estar contigo y la edad del ciego sera mas facil si estamos juntos...

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  2. Pues ya sé que peli no ir a ver!!

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  3. seguro que todo sale bien, animo muchachote!! :D

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  4. animo moisés... piensalo del plan, que no hay mal que cien años dure... i que "contra antes se hace, antes se pasa.." piensalo ;) i animo! :)

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