jueves, 26 de marzo de 2020

Cuarentena en el Mandor (VIII): No abandones

Lo primero que quiero hacer es pedir disculpas a mi audiencia: ayer no os importuné con mis reflexiones diarias desde la ribera del Mandor. No sé si esto es una buena noticia, pero ahí va este pedacito de texto de nuevo, tras un día que se me pasó en un santiamén haciendo gestiones del trabajo. Hoy voy a hablar de nuestros amigos peludos, que están en su salsa porque nosotros no nos vamos cada día a trabajar.
Decía esta semana en la entrada 'Gaia' que los animales no necesitan a los humanos, más allá de los que hemos domesticado. Zeus y Bimba, nuestros dos pugs, son un buen ejemplo de ello. Aunque sobre todo él se crea un doberman, difícilmente veo a un carlino sobreviviendo en la calle sin los cuidados de una familia: le duraría diez segundos a casi cualquier otro perro, sería despellegado por un gato o una rata de notable calibre sería capaz de devorarlo.
Mis muchachos, mientras nosotros tengamos un halo de vida, pueden estar tranquilos de que tendrán un puñado de comida y mantas para vivir mejor que muchas personas en ciertos lugares del mundo. Se lo ganan dándonos compañía, algo que han intensificado en estos días lúgubres de cuarentena por el maldito coronavirus. Por ellos y por muchos otros perros y gatos de todo el planeta, hoy os hago una petición: no abandones.
Lo hago después de un artículo de la serie 'Héroes sin capa' que he escrito para Las Provincias. Luis, el veterinario que trata a mis perros, es el protagonista. Hablamos de cómo ha adaptado su clínica para seguir en marcha como un servicio esencial. Me dijo que es vital ahora mismo tener a nuestras mascotas sanas porque si nos transmiten una infección y además nos contagian de Covid-19, podemos pasarlo muy, muy mal. Luego me llamó más tarde para especificarme que los perros y gatos no transmiten este coronavirus.
Luis está preocupado por las familias que consideran a su perro o a su gato como un mueble más. Imposible que lo quieran realmente como un miembro de la casa si a la primera de cambio son capaces de dejarlo tirado en la calle sin mirar atrás. O si, para amortiguar la voz de una dudosa conciencia, se lo endosan al primero al que se convence, como le sucedió Bimba cuando la adoptamos, al considerar que molesta después de seis años de convivencia.
Como Luis, proclamo bien alto: ¡NO ABANDONES, QUE NO LO MERECEN!
Por si es el miedo lo que puede moverte a hacerlo, comparto un gráfico que me hizo llegar el veterinario sobre precauciones a tomar si estás en contacto con animales:


No hay comentarios:

Publicar un comentario