domingo, 5 de abril de 2020

Cuarentena en el Mandor (XVIII): Ya tengo mancuernas

Ya he conseguido mancuernas. Y uno de esos trampolines elásticos redondos (no recuerdo su nombre en el argot fit, ni tampoco es tan importante para lo que quiero contar hoy) para hacer trabajo aeróbico. Sigo sin contar con elíptica, cinta o rodillo, pero ya cuento con las dosis necesaria para anestesiar mi mono diario de deporte. Bueno, no, seguiría pagando por salir a trotar cinco kilómetros, pese a mi comprensiva postura de que quedándonos en casa acabaremos antes con esta maldita pandemia que tan cara nos está costando.
Me los han traído hoy y gracias a ese material que tengo podré hacer algo de fuerza y seguir las clases que realizan en directos de Instagram los entrenadores de Masía Club. Cuando me los estaban entregando, en la rotonda de al lado de la puerta de casa, ha parado un chico con una moto de Protección Civil de L'Eliana. Encima de su mascarilla se adivinaban dos ojos inquisidores porque creía que estábamos dos personas de charreta.
"He bajado un instante", le he comentado. "¿Para qué?", me ha preguntado serio, con cierto mosqueo. La verdad es que he sentido un atisbo de vergüenza. Como cuando sabes que has pasado un semáforo en ámbar-casi-rojo y en el siguiente se te para al lado una patrulla de la Policía Local sin ganas de gresca pero con cara de 'haré como que no he visto nada'. "He bajado a recoger esto", le he respondido, sincero, alzando la mancuerna que aguantaba en mi brazo derecho.
Me ha respondido con un 'ah, vale', creyendo una versión que por otra parte era cierta. Le he dicho a mi interlocutor que me iba, no fuese a ser que viniese detrás otro agente menos comprensivo. En realidad me he empezado a plantear si conseguir un par de aparatos para hacer deporte es una razón para romper el confinamiento. Cierto que hemos mantenido distancias, que no había nadie más y que enseguida hemos regresado a casa. Pero, ¿qué pasaría si todos hicieran lo mismo?
Después de reflexionar un rato, he decidido perdonarme. Concluir que me estoy portando bien, saliendo sólo a pasear a los perros, a comprar una vez por semana y por cuestiones puntuales de trabajo. Total, ha sido nada y para poder hacer ejercicio en casa. Vale, pero hay que admitir algo: cuanto menos 'total, ha sido un momento' usemos como excusa, antes venceremos al coronavirus.
Quédate en casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario