martes, 28 de abril de 2020

Cuarentena en el Mandor (XXXIX): El olvido de los aplausos

Llegará el día en que esta serie, que ya tiene casi dimensiones de culebrón, acabe. Gracias a Dios, parece que está más cerca. Eso no es ninguna sorpresa. Desde el primero, el desenlace del confinamiento está cada vez más próximo. ¿Será el domingo cuando vuelva a correr? No lo sé. Quizás invente otra a modo de secuela. O siga a ver hasta dónde llego. Tengo días para decidirlo y darle una vuelta.
Quiero pedir perdón a quienes ayer me echasteis de menos. Se me hizo tarde y, lo adiviné más tarde y lo he experimentado hoy, estaba ya en el inicio de uno de esos picos de tristeza que todos hemos vivido este confinamiento. He fallado dos y sigo esperando que esta reactivación del blog sea definitiva aunque, ya lo aviso, seguro que no podrá tener una periodicidad diaria.
Sí me he acostumbrado a aplaudir cada 24 horas. Salgo a mi balcón y, en función del tiempo del que disponga y de lo animado que esté el entorno del Mandor, paso más o menos tiempo reconociendo a nuestros héroes. Desde el principio, creo que lo hice el primer día, giré mi rostro hacia la izquierda. Un par de balcones más allá había dos mujeres aplaudiendo ya a mediados de marzo.
Desde entonces, cada tarde a las 20, nos hemos visto y nos hemos saludado sonrientes desde la distancia. Sin apenas conocernos, hemos establecido unos lazos en torno a ese homenaje sincero a la gente que se expone para cuidar a los heridos por el Covid-19. Hoy, por primera vez en más de un mes, no estaban. No tengo ni idea de si tenían alguna obligación o si es que se han cansado ya de salir al balcón cada vez que cae la tarde.
Hoy el Gobierno ha anunciado que empieza el plan de desescalada. Ha confirmado que desde el sábado podremos volver a salir a correr. Yo lo haré desde el respeto máximo a los que se han ido, a los enfermos, a los que están haciendo duras concesiones para no contagiarse y, sobre todo, a los que se exponen para cuidarnos. A la mínima que nos digan que hacer deporte en la calle pone en riesgo vidas, de nuevo a casa. Mañana saldré una vez más al balcón. Espero ver a mis dos vecinas. Que aplaudan y no como una rutina más de este mes y pico de tedio. Nuestros héroes lo merecen. Ni ellos ni nuestros aplausos deben caer en el olvido cuando recuperemos nuestras vidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario