jueves, 30 de abril de 2020

Cuarentena en el Mandor (XLI): Mis viejas zapatillas

Mis viejas zapatillas andan ya maltrechas. Rotas por un costado, desgastadas en las suelas, debieron hacer su último servicio el pasado 29 de marzo. Estaba planificado, como hacemos los corredores: tras Ojos Negros, me voy a El Corte Inglés y me compro las mismas Mizuno que cuando a finales de verano almorzamos en Pelayo mis amigos Ricardo, Veintimilla y yo. ¡Qué tiempos aquellos! Ricardo, más atareado que nosotros, hizo marcha. Veinti y yo pasamos a 'París-Valencia'. Cuando me dijo que había comprado 'Sidi', le reproché: "¡Cabrón, ya vas a hacer que me lo pille yo también!". Salí con la obra de Pérez Reverte bajo el brazo, sin saber que sería una de mis tareas completadas durante este confinamiento. Hoy tanto la librería como el trinquet y su fabuloso restaurante están cerrados, silenciosos a la espera que recobremos la libertad.
Meses después, aquellas Mizuno azules que estrené al día siguiente ilusionado como si fuera la primera vez que sale a correr, están para jubilar. Me llevaron en mis dos primeros trail (comprobé la necesidad de comprar unas específicas, que me regalaron y están pro estrenar), en mi primer medio maratón homologado (Santa Pola) y en Girona, en lo que era la primera parada del frustrado Reto Vías Verdes. Durante esta cuarentena, noté que les ha llegado la hora.
De llevarlas todo el día, para trabajar, pasear a los perros, ir a la compra y hacer deporte, su tela azul acabó de desgastarse a la altura del dedo meñique. Poco a poco el hueco se fue haciendo más grande, hasta completarse todo un agujero. No va más. Debieron pasar a mejor vida el pasado 29 de marzo, Les voy a pedir, sin embargo, un último servicio. El sábado o domingo, que no sé cuándo será en mi caso, volveremos a correr. Nos enfundaremos de nuevo nuestras camisetas y pantalones de corredores. Y las zapatillas. Igual para entonces ya he encargado las nuevas. O aún no. Pero seguro que mis Mizuno volverán acompañarme.
Después las jubilaré. En el armario, en su descanso del guerrero, podrán vacilar a las nuevas: "Nosotras hicimos 'nosecuantas' carreras y fuimos hasta Girona". Y las nuevas preguntarán: "¿Carreras? ¿Qué es eso?". "Pues consistía en madrugar los domingos, salir bien temprano y juntarse en un lugar con cientos de otras como nosotras. En rebotar como cada día sobre el asfalto, pero en manada". "Suena bien". Ojalá mis nuevas zapatillas puedan experimentarlo antes de su retirada, más o menos, si mantengo el ritmo de kilómetros de antes del parón, a finales de año. Sería señal de que hemos avanzado, de que habremos vencido al virus.

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