domingo, 26 de abril de 2020

Cuarentena en el Mandor (XXXVIII): Hace justo un año

Hace justo un año me habían tapado los ojos. Me habían metido en un coche y adiviné las vueltas de la conductora, empecinada en distraerme para que no acertara el itinerario ni el destino. Lo hizo en vano, pues el corredor conoce cada badén y rampa de su entorno. Puede reconocerlo a ciegas, como era mi caso. Sabía que me conducían a una cena sorpresa por mi 40 cumpleaños. Fuimos, como adiviné, al restaurante de Mark en Masía Club -espectacular, como siempre- y allí estaba casi toda la gente que quiero.
Cenamos, charlamos y algunos nos tomamos la última en el Cliff. Fue un cumpleaños especial por eso de la despedida de una década. Pero puedo decir que cada 26 de abril tengo gente a mi alrededor que se esfuerza en que me sienta importante. Tampoco olvidaré este, en el que me he visto solo, con mis perros, Zeus y Bimba, durante gran parte del día. Y he estado solo, pero no me he sentido solo.
Cuando he bajado tenía una carta y una corona confeccionada por Maggie. A media mañana, sabiendo lo despistado que soy, me ha llamado para preguntarme si había mirado hacia el puente que cruza el Mandor hacia la estación de metro de L'Eliana. No, no había mirado y allí estaba la pancarta que ha ajustado al irse a trabajar. "¡Me me digas que no te habías dado cuenta!", ha exclamado sorprendida. Al rato me han traído una tarta de la pastelería Comes, que no he pagado porque creía que ella lo había hecho. Al hombre también le ha extrañado que tuviera que abonar mi propio pastel de cumpleaños y al final hemos quedado que ya pasaré por la pastelería. Pero he de decir que ha sido otra grata sorpresa
Como la de cada uno de los que os habéis acordado de felicitarme por whatsapp, facebook, instagram, por llamadas, mi cuñado y mis sobrinas que han aprovechado su primer paseo para cantarme... de verdad, gracias a todos, incluso a los despistados como yo, que os acordaréis con retraso o al leer esta entrada.
Hoy me habéis hecho reflexionar sobre lo afortunados que somos de poder quedar a celebrar un cumpleaños, sólo una de los cientos de pequeñas cosas maravillosas que debemos aprender a valorar. Recuperemos esa fantástica libertad que nos ha querido robar un virus. Es momento de ser responsables. Espero que recapaciten y rectifiquen los que han salido cual rebaño y sin ninguna precaución al viejo cauce o las playas de Valencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario