viernes, 17 de abril de 2020

Cuarentena en el Mandor (XXX): Una derrota para ganar una vida

Una madrugada de esta semana en la que no podía dormir me dio por enchufar Netflix. Buscaba algo de consumo rápido para pensar tan poco que la letanía acabase por inducirme al sueño. Me topé con la serie documental titulada 'Perdedores'. Redactor de deportes desde adolescente, apenas he escrito un par de veces sobre boxeo. No pensaba, desde luego, que la historia de Michael Bentt iba a aportarme una reflexión en esas horas de insomnio.
Bentt fue boxeador a base de golpes. Los de sus rivales y los de su padre, que arrancó la antena del televisor y le azotó sin piedad el día que se atrevió a decirle, aún de niño, que quería cambiar de deporte. Creció en Nueva York y a finales de los 80 encadenó un lustro de victorias en campeonatos locales. En su primera pelea profesional, en 1989, perdió por KO en el primer asalto. El guantazo que más le dolió, sin embargo, fue el del escarnio de su barriada. Fue ridiculizado de tal manera que llegó a ajustar un frío revólver entre sus dientes, pero no se atrevió a apretar el gatillo.
Por pura inercia, Michael Bentt siguió deambulando por el ring. Continuó en el boxeo y reorientó su carrera deportiva, pero no su vida. Aún odiaba lo que hacía, a pesar de que se dirigía hacia la mayor victoria de su vida deportiva: contra Tommy Morrison en 1993, arrebatándole el título de los pesos pesados de la Organización Mundial de Boxeo. Parecía que la carrera de este británico criado en Norteamérica estaba definitivamente encauzada.
Quedaba el golpe definitivo. En su primera defensa del cinturón de campeón mundial, acabó besando el ring, noqueado por Herbie Hide. Fue trasladado primero al vestuario y después al hospital, donde permaneció cuatro días en coma. Los médicos le recomendaron que dejase de boxear, pues cualquier golpe en el rostro podía causarle la muerte. Bentt perdió aquel día por KO, pero ganó una vida.
Por no extenderme, dos años después de aquel combate, Michael Bentt hizo un curso de escritura. Un reputado periodista deportivo especializado en boxeo le pidió un artículo sobre la experiencia de noquear y que te noqueen. Tardó tres días en prepararlo y lo tituló 'Anatomía de un KO'. Aquello terminó de abrir puertas hacia otro mundo que le apasiona: la escritura y el cine, donde ha actuado como rival de Will Smith en 'Ali' o ha asesorado a Clint Easwood para 'Million Dollar Baby'.
Vivimos días complicados. Como individuos y como sociedad estamos perdiendo, aunque al final se doblegue la pandemia. Ojalá de esas pérdidas ganemos una vida mejor y un mundo más justo.
Habría valido para algo el sufrimiento de quienes no tengan una segunda oportunidad.

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